Para vos, que estás intentando sentirte bien

En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien está pensando que se quiere suicidar. No lo sé, pero tampoco lo estoy suponiendo. Es así. Aunque no pueda verificarlo. Incluso si no sé su nombre. Estoy segurísima de que esta noche me duele un poco, porque alguien está pensando que se va a suicidar. Tal vez son muchos, en realidad. Quizás son decenas, centenas de personas, que piensan que esa es la escapatoria. ¿Escapar de qué? Del sufrimiento. De la vida. De intentar. De los amaneceres. De los días de soledad. De la gente cruel. De los prejuicios. 
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien está llorando. No se le caen un par de lágrimas, aunque sea igual de importante. Se está desangrando por los ojos. Está cansado. El desamor. El bullying. La humillación. Un mal presente. Depresión. Ansiedad. Una familia que no escucha, o que no está. Amigos que no consigue. Pensamientos que le inundan la paz, y sólo puede desahogar por los ojos. No lo sé, pero estoy segura. Sé que alguien en este momento se siente triste aunque no lo demuestre con lágrimas, y lo comprendo. Me gustaría abrazarlo, aunque no lo pueda hacer. Me gustaría decirle a la persona, o a las decenas, centenas, millones de personas que sufren, que va a pasar. No sólo decírselos. Asegurárselos. Repetirlo hasta que tengan un mínimo de esperanza. Porque de ese mínimo de esperanza me sostengo cuando me siento así de triste.
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien necesita un gesto de bondad. Aunque sea uno chiquito. Una caricia, un golpecito en el hombro a modo de ''Dale ché, nada duele para siempre'', una mirada que denote humanidad, una sonrisa, una palabra, o un buen trato. A veces todo lo que sostenés a tus espaldas no logra derribarte gracias a un simple buen trato.
Yo sé que este planeta es grande, y que no puedo alcanzar todos esos dolores. Sí los puedo sentir. Más cuando los comprendo, como ahora. Y me gustaría que este escrito se traduzca en todos los idiomas y llegue a todos los corazones, pero hago lo que puedo, y va a llegar a algunos. Y eso me alcanza, al menos por ahora. 
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, estoy escribiendo este texto. No sé bien por qué. Quizás porque estoy triste. Y porque cuando estás triste no querés que nadie se sienta como vos. Me gustaría hacer más por todo el resto. Pero hago lo que está a mi alcance. Y las palabras siempre estuvieron a mi alcance. 
Si vos sos alguna de esas personas, no te conozco. Probablemente nunca lo haga. Puede que te haya visto en la parada del colectivo, o saludado en un bar, o puede que te siga, o te likeé comentarios, pero no conozco tu dolor. No puedo siquiera imaginarme su tamaño. No sé cuál es su raíz. No sé hace cuánto lo cargás con vos encima. Y no puedo, aunque muera de ganas, convencerte de nada. Sólo quiero decirte, tomándome el atrevimiento de hablarte de algo tan personal sabiendo poco y nada, que vas a estar bien. No lo sé. Pero tampoco lo estoy suponiendo. Es así. Aunque no pueda verificarlo. Incluso si no sé tu nombre. Estoy segurísima de que esta noche vas a irte a dormir con una sonrisa, porque aunque no me creas ahora, te lo prometo una y mil veces, las que necesite hacerlo para que se te grabe en el corazón: Algún día me vas a creer.
Sol Iannaci

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