Mientras veíamos una película

Puede que me duela tanto porque a la catástrofe que hiciste le antecede nuestro mejor momento. Uno que fue importante para mí y del cual ni siquiera te enteraste. Estábamos sentados en el sillón y tu mano estaba en mi pierna, acariciándome. Estábamos viendo una película en silencio. Dos horas de absoluto silencio. Podría haber pasado esas dos horas en el sillón de mi casa, sola, viendo la misma película, porque entre nosotros no estaba habiendo ningún tipo de comunicación. 
Pero no era lo mismo. 
De eso me di cuenta en el sillón.
Estabas al lado mío y yo me sentía bien. Contenta. Disfrutaba de tu presencia incluso sin estar charlando. Me gustaba estar ahí, al lado tuyo, viendo la televisión. Me acariciabas y mi cuerpo temblaba. Me gustaba que tu mano estuviera en mi pierna. Me di cuenta en ese sillón de que no me daba lo mismo cualquier mano. Ni cualquier presencia. Ni cualquier caricia. 
Me sentí en paz. Comprendí que me hacía sentir algo que estuvieras cerca, y que tal vez era por fin seguro y estaba por fin dispuesta a quedarme a descubrir qué era. 
Todo lo que pasó después de ese instante dolió más porque, justamente, fue después. Después de ese sillón, de esa película, o de ese pensamiento: pensé que me hacías bien. 
Debí haber sabido que a vos sí te daba lo mismo cualquier película, cualquier presencia, o cualquier pierna. Quizás, si minutos antes de lo que pasó no hubiera bajado la guardia, ahora no dolerías. Tal vez, si en ese sillón no hubiera pensado que me empezaba a gustar tenerte cerca por el mero hecho de tenerte cerca, no me pondría tan triste el haberme dado cuenta que vos solamente estabas mirando una película, y que la otra película era la que te había creído yo. Es posible que hoy no estuviera enojada si vos no hubieras invertido todos tus ahorros en montármela porque, los dos lo sabemos: yo la compré, pero vos la filmaste.
Yo jamás hubiera bajado la guardia si vos me hubieras dejado en claro que a tu mano le daba lo mismo acariciar cualquier pierna. Pero me queda la tranquilidad absoluta de no entenderte, y de tener una sola certeza: tus palabras me susurraron constantemente que ya era hora de bajar la guardia, porque disfrutabas mi presencia. Es una lástima comprender que todo este tiempo vos tuviste el control en la mano, y yo miré la película que elegías actuar. Es una pena que ahora, que desenchufás el televisor de repente, entienda que en la vida real vos querías sentarte a ver una película, y yo quería sentarme a estar al lado tuyo.
Pero la película ya llegó a su final. 

Comentarios

  1. Es increíble el talento hermoso que tenes!! Me diste una re motivación a mostrar mis escritos. Mil gracias por compartir tu arte!

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    1. Hola, soy Theresa Williams. Después de estar en una relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible para traerlo de regreso, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le supliqué todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella sugirió que debería contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a lanzar un hechizo para traerlo de vuelta, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo, no tuve más remedio que intentarlo, yo envié por correo al lanzador de hechizos, y él me dijo que no había problema de que todo estaría bien antes de tres días, que mi ex volvería a mí antes de tres días, lanzó el hechizo y sorprendentemente en el segundo día, eran alrededor de las 4 p.m. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido que respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto todo lo que sucedió que quería que volviera con él, que me ama tanto. Estaba tan feliz y fui con él, así fue como comenzamos a vivir juntos felices de nuevo. Desde entonces, he prometido que cualquiera que conozca que tenga un problema de relación, sería de ayuda para esa persona al referirlo al único lanzador de hechizos real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. Su correo electrónico: {drogunduspellcaster@gmail.com} puede enviarle un correo electrónico si necesita su ayuda en su relación o en cualquier otro caso.
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