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Mostrando entradas de mayo, 2017

Trenes, personas, mundos

Sentada en el tren, como espectadora de la vida de los demás pasajeros, comencé a preguntarme cómo sería la de la mujer sentada frente mío. Tendría unos 55 años, su mano sin alianza me indicaban que estaba soltera, o quizás ya no la usaba, quizás la había dejado de utilizar cuando su matrimonio había envejecido junto con ella y su marido. Tal vez era viuda, tal vez estaba de novia, tal vez tenía 3 hijos, quizás no tenía ninguno. Tal vez estaba angustiada, tal vez estaba sufriendo un dolor muy grande sin que nadie de los que estábamos en ese transporte lo sepamos. Tan cerca y tan lejos estamos de los demás... Tal vez estaba contenta, tal vez era ama de casa, tal vez estaba volviendo de su trabajo, tal vez era su cumpleaños. Las posibilidades seguían apareciendo. De repente me intrigo el hombre que tenía parado a mi izquierda, y volví otra vez a imaginarme mil historias diferentes. ¿Será quien quería ser cuando era más joven? ¿Será feliz? ¿Tendrá quién le quite los miedos? ¿Necesitará

Una vez más

El peor esfuerzo es el que es en vano. El que no logra reconocimiento, el que no te hace llegar a obtener la finalidad propuesta, el que solo fue dolor, y nunca pudo llegar a ser recompensa. ¿Sentiste eso alguna vez? Que te esmeraste como nunca antes, que pusiste todo de vos, que realmente intentaste, y que no funcionó, que todo fue mérito sin ganancia alguna.  Y desmotiva cómo ninguna otra cosa en el mundo, el haberte roto el alma, el haber dedicado todo tu tiempo y tu energía, a algo que no se te dió. Todas tus ganas no lograron que llegues a tu objetivo, y nadie puede hacerte sentir que algo va a mejorar. Y te preguntas de que sirvió, desvivirte por lo que nunca pudiste ni siquiera alcanzar a tocar. Entonces llega la frustración de quién por mucho tiempo dio todo de sí en una causa perdida, y te culpás. Te decís a vos mismo que si tan solo fueras mejor, más inteligente, más capaz, las cosas te saldrían. Te resignás y aceptás tu destino, te decís que no sos suficiente, y que no

Forzar

Y cuando me pregunten que hacía con vos, si me hacías mal, voy a decirles que empiecen a prestar más atención, porque es lo que todos hacemos, todo el tiempo. Intentamos cambiar a la otra persona. Nos gusta lo difícil porque tendemos a querer tomarnos el arduo trabajo de lograr que el otro se transforme en alguien distinto, solo por nosotros, que no sea así de buena persona con nadie mas, salvo con nosotros. Entonces forzamos a nuestro corazón para que entre donde no se siente cómodo, y queremos que encaje a la fuerza con otro que no es de su tamaño, porque le queda chico: Hay gente que te queda chica pero la esperanza, a veces es tan peligrosa como la necedad. Y ahí estamos, intentando que el que nunca sabe querer, nos quiera bien, y que el que nunca se compromete con nada salvo el momento, nos ame para siempre, que el que nunca se fija en nadie en particular, nos vea solo a nosotros, y que el que nunca fue fiel, nos sea leal. Y la gente puede cambiar, pero no su esencia. Y si l

Te vas

Y te vas. Te vas otra vez, como siempre hiciste, como siempre haces. Te vas porque sabes, quizás inconscientemente, pero sabes al fin, que te espero al lado de la puerta, con las llaves en la mano, y una sonrisa para darte. Sabes que estoy, que siempre estoy. Y yo se que vas a volver, siempre volves. Volves y sé que es momentáneo, pero igual te dejo entrar, porque durante el tiempo en el que estas, todo se parece acomodar. Te volviste indispensable, aunque seas temporal. Como esa gente que nunca termina de pertenecer, pero nunca se llega realmente a ausentar. Y quizás un día de estos, me haga fuerte, y decida tirar las llaves y jamás volverte a dejar pasar. Quizás tus idas y vueltas me hagan más daño que lo que me provocaría vivir sin las migajas de amor que me das. Quizás deje de recibirte con un abrazo, quizás busque por otro lado cariño de verdad. Pero por ahora, vení. Que te espero con un café, con un par de besos, y con la consciencia de quien ya te conoce y sabe que no i

Vení

Veni, te dejo entrar No me gustan algunas partes de mí Y a veces, lloro porque sí Nunca se bien que decisión tomar Me enojo rapido, y me desenojo igual Creí mentiras  Desconfié verdades  Sufrí, hice sufrir Y me cuesta confiar. Mi corazón está lastimado pero mi sonrisa nunca falta y en mi vida tenes lugar Si querés pasá, sentite cómodo Perdona el desorden Descubrí lo bueno y lo malo que hay en mí. No puedo prometerte que soy perfecta o que nunca me voy a equivocar Pero si me amas, me tratas bien, y te ganas mi cariño, te voy a querer y agradecer para siempre, y cuando me necesites te lo prometo, voy a estar Pase lo que pase desde que llegas, e incluso si te vas Porque soy así de incondicional.

Cansancio

El cansancio lo asociamos con la debilidad. Uno se cansa porque no tiene más fuerzas, porque está exhausto, porque ya luchó. Pero existe otro cansancio, uno que nos hace bien. Cansate del dolor. Ese que llevas como una mochila en tu espalda, que no te deja hacer las cosas que querés hacer, que no te deja decir lo que querés decir. Cansate de llorar una y otra vez por la misma razón, cansate de guardarle un espacio tan importante de tu mente a un tema que solo te causa tristeza, cansate de estar mal. Cansate de deprimirte solo por recuerdos, por cosas que no fueron, por relaciones inconclusas. A veces que se te terminen las fuerzas es una buena señal, porque hay pesos que no tendrías que estar soportando encima. Hay penas que ya no te pertenecen. Hay miedos que existen solo en tu cabeza. ¿Quién te hizo creer que eras poca cosa? ¿Por qué crees que merecés estar mal? ¿Quién te dijo que si las cosas se daban distintas iban a ser mejores? ¿Por que decís que la felicidad no era para vos? L

Colores

Solía pensar que para entender mis emociones, tenía que ponerles un color. Una manera de comprender lo que sentía era ponerle un nombre. Y como no encontraba nombre, se me ocurrió la idea de los colores. En pocos meses cada cosa que me había pasado aparecía pintada en mi mente, según su intensidad. Fue una época de mi vida en la que me sentía mareada de tantos sentimientos diferentes y constantes. Mi vida cambiaba de tonos como el cielo a través del día, y yo no podía evitar sentirme afectada por tal inestabilidad. Así que en función de ordenar, empecé a colorear mi cabeza, para aprender a diferenciar todo lo que yo sentía. Quizás así podía intentar que los colores dejen de cambiar tan rápido. Hubo días en los que solo podía pensar en el color negro, porque así estaba mi corazón y mí autoestima. El negro lo asocie con un panorama oscuro, donde parecía que nada jamás mejoraría. Así que agarré una agenda, y escribí la palabra "negro" con la fecha del día. Ese mismo día seguí

15 de junio

El 15 de junio te dije "me encantan tus ojos, son los más lindos del mundo". Me acuerdo porque fue 2 días después de mi cumpleaños. O porque fue el día después de ponernos de novios, o no sé por qué me acuerdo. A veces la memoria guarda datos que no sabemos bien que hacen ahí y sin embargo ahí están. Yo me acuerdo que el 15 de junio dije que me gustaban tus ojos. O mejor, que eran los más lindos del mundo. Un año y medio después, me preguntaron qué color de ojos era mi preferido, y dije verdes. Me encantan los ojos verdes. No me acuerdo que día fue eso, porque ya no era antes de nada especial. Ya hace varios meses que vos y yo no nos hablábamos. Tus ojos no eran verdes. Eran marrones. Nunca me gustaron los ojos marrones a mí, los míos son así y quizás sea por eso, no lo sé. Pero no me gustan, en fin. Un 15 de junio te dije que tenías los ojos más lindos del mundo. No conozco todos los ojos de todo el mundo, pero un 15 de junio acostada al lado tuyo, mirándote, me pare

Despedida

Estuve con vos para que te quedaras. Dejé que me besaras la piel, y terminamos dejándonos llevar. Yo me dejé llevar por cariño y vos por pasión. Me dejaste en mi casa y me diste un beso con gusto a poco, de esos que anticipan una despedida. Y desde ese lunes a la tarde, no te volví a ver nunca más. Quién me habrá hecho creer que haciendo lo que vos querías yo iba a lograr que me quisieras. Si solo hubiera sabido que el amor no se consigue. No se trata de dar nada a cambio. No hay que desnudar el cuerpo para intentar que se interesen por ver tu corazón. O quizás ya lo sabía. Quizás sabía que te estaba perdiendo. Quizás sabía que no éramos ni íbamos a ser. Quizás dejarte hacer lo que querías era darte ese empujoncito para que te fueras. Te dejé verme la piel, porque sabía que era lo único que querías conseguir de mí. Y aunque desde esa tarde no te vi nunca más, y aunque después de un par de cervezas me sigo acordando de lo usada que me sentí, y aunque me sigo arrepintiendo de haberm

Efecto mariposa

Ya sabés lo que dicen. El aleteo de una mariposa en un lugar recóndito, puede cambiar el mundo entero. Todo afecta todo. Y no dejo de pensar en quién sería yo, si no hubieras existido en mi vida vos. ¿Alguna vez te pasó? De cambiar tanto, de sentirte un extraño en tu propia piel. Me dijiste que te ibas con la misma simplicidad con la que se dicen las cosas que no se piensan demasiado. Para vos irte es fácil, sos de esas personas que siempre se van. Que nunca permanecen mucho tiempo en ningún lado. Para mi, para las personas como yo, no todo es tan simple. Hay gente que simplemente se aferra más fuerte. Nunca aprendí a hacer de mi corazón un nómade, que va de lugar en lugar, y no se tarda mucho en ninguna parte. A las personas como yo, las cosas le afectan más. A las personas como vos, nada las toca jamás. Te abrí la puerta para que te vayas con la misma simplicidad con la que se tolera un "no te quiero más". No lo entendés, los sentimientos no se entienden, pero lo acep