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Mostrando entradas de junio, 2019

Donde ya no te quieren

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No sé si hay algún lugar más asfixiante que donde ya no te quieren. Estás ahí, porque la puerta de salida está cerrada, o porque las señales son confusas, o porque es el otro el que te retiene a modo de ''dale, quedate a sufrir mi indiferencia'', pero el oxigeno falta. Como si todo el amor que proclama tenerte cabría dentro de un ascensor, que se detuvo hace un par de horas, y nadie, excepto esa otra persona, sabe cómo hacerlo funcionar. Entonces pasa el tiempo y estás ahí dentro, al lado de alguien al que no le interesa que a veces el dolor es tanto que preferirías, de corazón, que te grite en la cara que ya no le importás. Para bajarte por fin de ese medio de transporte que no te está llevando a ningún lado, y sólo te arrastra a la locura. Gritame en la cara que ya no te importo. Ya me cansé de jugar al detective para intentar descubrirlo. Ya no soporto que todas tus acciones me griten que no, mientras vos, cuando te acordás de que sigo al lado tuyo, me susurrás qu

Volver a vos

Y era acá, porque lo recuerdo: El sabor de tu perfume, el color de tus ojos, la forma de tu sonrisa. Vos sos exactamente el vos que yo conocía, pero no igual, porque algo cambió. No puedo decirte qué, aunque me encantaría poder hacerlo: Describir con palabras lo que noto distinto, lo que veo bajo otra luz, lo que sea que fuese que ahora nos falta. Pero solo sé que hay algo de menos, una cosa que no encuentro del nosotros que solía conocer, solo se que vos sos otro, o yo soy otra, o los sentimientos son otros, porque nada es tan especial como la primera vez, ¿No? Cuando era nuevo, desconocido. Pero ahora me encuentro intentando encontrar lo que solía creer que había, y eso se perdió hace tiempo, porque cambiamos mientras todo es exactamente igual: Excepto nuestro amor.  Y no es alguna cosa que hayas hecho, ni es nada que hayas dicho, no podría echar culpas sin sentido, ni tampoco podría detallar lo que ahora ya no tenemos, solo sé que el primer encuentro fue mágico, y que jamás en

Tenías que ser vos

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Un día nos vamos a volver a ver, y me vas a saludar con un abrazo que ninguno de los dos va a disfrutar, porque vamos a estar pensando en lo extraño que es encontrarnos casualmente otra vez, después de tantos años. Vamos a ir a tomar algo por compromiso, te vas a sentar en frente mío, me vas a contar que ya sos ingeniero, y vas a pedir el café descafeinado como de costumbre, porque sino te hace mal. O quizás para ese entonces ya no. Sí estoy segura de que vas a seguir tomándolo sin nada de azúcar. Me vas a hablar de tu hermana, de lo grande que va a estar, y te vas a reir con la misma sonrisa de siempre. Tal vez un poco más cálida. Aunque no va a alcanzar para cubrir nuestra distancia. Vamos a disimular todo el tiempo que no es raro tenernos tan cerca, pero en algún momento, ya algo más descontracturados, vamos a reirnos de alguna anécdota de las que tenemos en común. Por ejemplo de cuando me caí de tu cama porque me estabas haciendo cosquillas, y habíamos tomado de más en el ba

Excepto del pasado

Me hubiera gustado decirte que te quedaras hasta que funcione Pero no hablé Me dediqué a observarte mientras caminabas hacia la puerta Esperé que la cruzaras Te saludé con mi mano antes de perder de vista tu siluetai Y acepté tu decisión Me gusta escribir Las palabras son mi obsesión Y hasta yo sé darme cuenta cuando no hacen falta Por ejemplo, cuando ya no te quieren como parte de nada Excepto del pasado Sol Iannaci

Tu pasión

Acumulo sueños los bolsillos de mis jeans Y mi mayor meta es que se vuelvan posibles Pero no por suerte, ni por casualidad Quiero saber que los volví posibles Y entonces me aferro a mi pasión. E incluso aunque a veces me vuelvo indefensa Y tengo terror de no estar a su altura O me vuelvo chiquita otra vez Y creo que soplar velas o desearle a las pestañas puede funcionar Para que me vaya bien en lo que me hace bien De vez en cuando Detrás de todas mis inseguridades en forma de ruido  Hay una voz. Y cuando puedo calmar los gritos de mis miedos La escucho susurrarme que cuando hacés algo con toda tu pasión  Tu pasión también se aferra a vos Y está destinado a funcionar. Porque a veces, lo que más deseás para tu mundo También te termina deseando en el suyo Sol Iannaci

Tu abrazo

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Te quiero contar dos cosas. La primera es que cuando me preguntan cuál es mi lugar preferido en el mundo, yo digo París, y aclaro que no por la ciudad en sí, sino por mis deseos de conocer la torre Eiffel como uno de mis sueños en la vida, porque nada más lindo que vivir con sueños claros. La segunda, y no menos importante, es que tengo miedos que sólo calmaría si mi cuerpo estuviera atrapado entre tus brazos. Necesito ese y sólo ese abrazo, que todavía no puedo tener. Así que por ahora tengo que apaciguar mis inseguridades de otras formas, mucho menos efectivas. Y de todas, la que más me sirve es imaginarlo. Y lo imagino fuerte. Tan fuerte que me pudieras romper, si no me estuvieras armando. Lo imagino eterno. Que dure tanto que cuando nuestros cuerpos se separen, por un ratito casi fugaz pero perceptible, todavía sienta que estamos unidos. Lo imagino paz. Es que, por ahora, mi mente es guerra, y espero algún día poder sanar ahí, y que todos mis fantasmas a los que ahora creo que

Nuestra canción

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¿Te acordás cuando nuestra canción era nuestra canción? Ahora es tuya, me la robaste. Antes esa canción era melodía, ¿Te acordás de la complicidad que sentíamos al escucharla? Ahora es ruido, y en ese ruido puedo oír a mis mayores temores hablar. ¿Te acordás de lo identificados que nos sentíamos con su letra? Ahora me genera una angustia inexplicable. Sólo pienso en lo que creí que éramos, en lo que pudimos ser, y en qué pensarás al reproducirla. Nuestra canción sigue existiendo, pero te la apropiaste. Ahora es tuya, y te lo confieso, no puedo escucharla sin pensarte, no puedo escucharla sin tenerla que cambiar antes de que el temor de que ya no recuerdes lo que significaba para los dos me invada. Entonces pienso que me gustaría que la vida fuera como esa canción, a la que puedo pausar, rebobinar, o adelantar. Y quizás, si la vida fuera como una canción, elegiría rebobinarla. Y tal vez, si hoy te tuviera enfrente otra vez, haría lo que fuera para no ponerle música a nuestro amor.

Ya no va a volver a ser

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Estoy cenando con mis viejos, pensando en el parcial de mañana, y en vos. Siempre, de alguna manera, no importa cuán ocupada tenga mi mente, encuentro el rinconcito para seguirte pensando. Como una canción de fondo que no deja de sonar. Entonces me acuerdo de un escrito que leí el año pasado, de un pibe que sigo y escribe hermoso. Era precioso y resumía lo que sentía. Lo quiero volver a leer. Busco al chico en las redes, y entro a su blog. Paso de largo los suficientes como para llegar a mayo de dos mil dieciocho. No me acuerdo el mes exacto en el que lo descubrí, pero por ahí andaba. Todavía, aunque no recuerdo siquiera una palabra del relato, lo atesoro en mi corazón. Y mis ganas de releerlo aumentan. No puedo ni siquiera creer que haya pasado un año entero en el que no lo haya vuelto a buscar.  Mayo dos mil dieciocho. Nada. Hasta que aparece uno que me suena conocido. Puede que sea. Estoy segura de que es. Lo empiezo a leer. Es lindo, pero no para tanto. No es este. El que yo leí

Exponer a la felicidad

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Estoy asustada de exponer cualquier motivo de felicidad. Asustada de verdad. Aterrorizada de sonreír en frente de un mundo que no me quiere ni tan sonriente ni tan contenta. Estoy atemorizada de decir en voz alta que tal cosa me salió bien, o que tal otra es un plan muy posible a futuro, o que alguien me quiere sano, o que estoy queriendo a alguien con todo mi alma y que el universo todavía no se empeñó en destruir mi ilusión. Y antes me encantaba hacerlo. Antes creía, honestamente, que el mundo entero tenía mi mismo corazón. Entonces gritaba que estaba feliz. Lo cantaba. Lo mostraba. Hacía a todos participar de mis logros, metas o proyectos. Pero ahora a todos yo les tengo miedo. Y cuando digo miedo, sé bien que palabra estoy usando. Siento terror. No puedo explicarlo, solo sé que ahora oculto del mundo cualquier indicio de alegría que se me presente. Lo protejo de la gente como si esa protección lo fuera a salvar. Y quizás lo haga. Ahora entendí que estar bien es frágil, y cualq

Lo que nunca te diría

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Podría pedirte perdón por, a veces, volverte un nudo en la garganta que no se va hasta que me demostrás amor. Podría, también, librarme de culpas, y decir que la tiene el ex que me traicionó con todas las minas que pudo, como si su intención fuera batir un record guiness de ser mala persona, o mi incapacidad de sentirme suficiente si no me lo recuerdan constantemente, o mi falta de amor propio, o las chicas que veo en instagram y son mejores que yo.  Podría, también, hacerme cargo, pero no pedir perdón. No elegí necesitar que estés. Sólo que ya sé bien lo que son las presencias ausentes. Cargué muchas a mis espaldas, y no quiero eso para mí. Entonces ruego, sin decirte nada, (nunca te digo nada) , que me expreses que me querés. No importa si un poco o un montón. Rezo escuchar que me querés para cuando me siento reemplazable. Para cuando se me olvida que a mi también me pueden querer. Pido que lo susurres hasta que el nudo se desate porque, a veces, cuando pasa el tiempo y no lo escu

Capturando sentimientos

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Te quiero contar algún día a mis nietos co mo una historia que merece ser contada, y  quiero anotarte en mi lista de cosas p or las que valió la pena vivir.  Quiero decirle a todo el mundo q ue alguna vez quise tanto que hice locuras.  Y quiero redactarlas en escritos p ara que otros los lean y  perduremos en el tiempo. Entonces vas a ser el trasfondo de mis mejores poemas, y t odos van a desear un amor como el nuestro.  Aunque el nuestro exista.  O aunque ya no lo haga. Voy a eternizar nuestro mejor momento, l o más lindo que sentí cuando te miré.  Y vas a ser la anécdota por la que mis amigos me admiran.  Y me van a decir "¿Qué hago si quiero mucho?".  Y yo les voy a contar lo que hice yo cuando te quise mucho.  Aunque sigamos juntos o aunque ya no lo hagamos. Entonces vamos a inspirar a un montón de gente a saltar, y n uestro amor va a brotar de entre los otros.  Se va a reproducir en toda la gente que por mi valentía se vuelve valiente.  Y si algunos

Una carta

Una carta Una carta que no te interesó leer en algún cajón de esos destinados a guardar las cosas que no sabemos dónde esconder, y mi corazón en pedazos en el piso de tu habitación. Cada vez que entras y salís mientras mi carta acumula polvo, volves a pisarlo y llevártelo puesto, y ya no sé si no puedo llorar porque se rompió tanto que me inhabilitaste el llanto, o porque la indignación y desilusión que tengo me paralizó el amor que te tenía. Solo sé que es como si no pudiera sentir nada, y pienso para mi misma que bendito sea el día en el que alguien me haga sentir otra vez, aunque sea dolor. Y pienso que lo abrazaría, pienso que le agradecería a ese alguien que me volviera a destruir el corazón, porque sé que eso significaría, con un poco de imaginación, que todavía queda algo vivo dentro de mí. Que no arrasaste con todo vos.  Me gustaría sufrir esta decepción, me encantaría poder enojarme, poder gritar, poder sacar de alguna forma para fuera todo esto que me esta oxidando den

Ella

Y yo opino que no te mereces estar así por ella, pero mi opinión no importa porque no la escucharías, entonces me limito a observarte: Te das la cabeza contra la pared una, dos, tres veces... Está bien, no podría juzgarte, yo también estuve ahí, yo también tropecé con la misma piedra más por vicio que por error, porque a veces disfrutamos tanto del ratito en el que no nos caemos, que llegamos a creer que la persona que amamos vale todas esos raspones que nos provocamos al volver a intentar. Yo sé que vos no pensas que esta vez va a ser distinto. Lo sé porque te veo con la mirada apagada y sospecho que en ella no hay ni un minúsculo gramo de fe. Sé que seguís adelante porque te gusta como duele, y te comprendo, yo también disfruté sufrir compañías vacías solo porque no podía tolerar el pensamiento de ya no tenerlas, aunque en esa soledad sabía que me iba a sentir por fin completa. Pero todos nos dejamos de lado en algún momento y solo nos reencontramos con nosotros mismos cuando de ver

Destino

Me gustaría contarte ahora que no sé bien qué estoy haciendo. Entonces pienso que nadie sabe bien qué está haciendo. Supongo que es como caminar sin conocer qué hay adelante. Seguís. ¿Qué vas a hacer? Hacés cosas. Las que en el momento parecen correctas. Las que te sientan bien o le hacen justicia a lo que sentís. Vivir es como caminar. No sé si hay un camino predeterminado. Uno escrito e invariable. Si así fuera ¿Para qué caminamos? Si así fuera, todo sería un absurdo. A veces me apoyo mucho en el destino. Después comprendo que tener un destino, que en algún libro diga lo que nos va a pasar y no poder hacer nada para luchar contra eso, más que una tranquilidad sería una tortura. Entonces yo ya no caminaría. Y confié mucho en el destino cuando me sentí perdida. En que lo que tenía que ser iba a ser, por ejemplo. Pero ahora, que me quiero hacer un poco más responsable de mi vida, entiendo que cederle ese poder a un factor externo, es regalarla, y responsabilizarme otra vez, lejos de

Bulimia

Con mis rodillas en el suelo de algún baño sucio y frío, y una de mis manos aferradas al inodoro. El único testigo de mi sufrimiento. Con mis dedos en una garganta ya lastimada, y las lágrimas que caen no por tristeza, sino por dolor. Con los sentimientos entumecidos, dormidos, sedados, y soluciones rápidas y momentáneas que dejan heridas permanentes e internas. Lanzo por mi boca mi amor propio, si es que tenía algún poco guardado, y por un momento me siento mejor. Más liviana. Menos culpable. Aunque la culpa domina mi vida desde ya hace tiempo. Culpa por lo que le hago a los demás. Lo veo en los ojos de mi mamá, decepcionada, que no sabe pero intuye. Todos intuyen. Culpa por lo que me hago a mi misma, aunque eso tanto no me importa. Es lo que merezco por ser lo que soy.  En mi habitación, mis pies en una báscula. El número sube, sube, y sube, y me desespera. Me arranco hasta los aritos, porque quizás pesan. Después de observar el resultado me quedo un rato en silencio. Casi puedo e