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Mostrando entradas de mayo, 2019

Qué hubiera pasado si...

¿Qué hubiera pasado sí?  Sos el qué hubiera pasado sí con el que no me quiero quedar. Entonces compro los pasajes, y voy más allá de lo imaginado, y hago cosas que jamás creí hacer por nadie antes, no sólo por vos, sino por mi. Principalmente por mi. Jamás creí hacer algo así por mi. Nunca mis sentimientos me estuvieron tan agradecidos. Y podría suceder que me de cuenta que era una ilusión de la cual despierte, y ya no esté ni tan enamorada, ni tan segura, y la gente vuelva a ser gente, y no personas a las que comparo con vos y siempre salen perdiendo. Te voy a bajar del pedestal en el que te puse hace tiempo, y entonces voy a saber a ciencia cierta qué hubiera pasado si: No hubiera sido lo increíble que creía. Ya no vas a ser el nombre que constantemente está en la punta de mi lengua como asignatura pendiente y no me voy a arrepentir de haberme arriesgado, porque por fin voy a saber bien lo que dejo atrás. También podría suceder, cómo la contracara de la misma moneda, qu

Tu respiración

Nuestras manos entrelazadas, y tu respiración. La puedo escuchar. Estoy tan tan cerca tuyo que es el único sonido que existe en nuestra habitación. Con mi cabeza en tu pecho, me memorizo su sintonía, como si tu corazón fuera la radio, y tus latidos y tu respiración la canción. El calor de tu piel me hace sentir abrigada. Más que las sábanas frías que nos cubren. Y me gustaría estar todavía más cerca, si es que eso es posible. Tus ojos cerrados. No tenés idea de todo lo que yo divago mientras te admiro soñar. Estás acá, al lado mío, adormecido como si no supieras que alguien te quiere con locura. Y ese alguien soy yo. Todos tus detalles, hasta los más mínimos, para mí son maravillosos. Y pienso que si no soy yo, ojalá sea alguien que piense que tu respiración es importante, que se enamore de su ritmo, que sea consciente de la inmensa suerte que tiene de poder estar cerca tuyo para oírla, que sepa que no hay ningún lugar en todo el planeta que le haga justicia a ese que comparte con

Agostina

''El miedo no existe, es una exageración de pensamiento'', me dijeron el otro día. Uno no le tiene miedo a lo que efectivamente sucede, sino a lo que imagina, a lo que inventa, a la película que su mente proyecta sobre lo que puede llegar a pasar. El miedo no es nada, no está en ningún lado. No es un objeto al que podemos tocar. No lo podemos ver, y nadie más puede ver nuestro miedo tampoco.  Existen otros sentimientos que sí se proyectan. El amor, por ejemplo. El amor se materializa en tu perro esperando ansioso detrás de la puerta, en una merienda con amigas en la cual nada queda sin contar, o en los ojos de tus familiares, cuando te miran de esa forma que significa que confían en vos. Pero el miedo no está en ninguna parte. Es una sombra que lo abarca todo, oscureciendo algo que todavía no sucedió, que tal vez nunca suceda. El miedo es al futuro. Es adelante. Es incierto. Y siempre lo cargamos con nosotros, porque al no existir, no sabemos como hacer que se vaya.
Doce días de dormir al lado de alguien que no va a estar cuando despierto. ¿Me entendés? Si mañana, y mañana, y mañana Doce mañanas Pero no después Después, lo real Más real que antes Después, rostros que puedo tocar Todavía más banales Insignificantes Y después, cada fibra de tu cuerpo se desvanece Entonces despierto Y recuerdo que desperté doce días al lado tuyo Pero despertar es otra cosa Despertar viene después

Monólogo

Tengo tantas cosas para decirte, pero reconozco la inutilidad de expresarlas. Sería como gritar frente a una pared, golpearla con fuerza esperando lograr alguna quebradura, no para dañarla, sino para ver que es corruptible, que se puede llegar a ella, pero no poder. Y en el proceso me lastimaría solo a mí, y mis manos sangrarían, y vos seguirías ahí, inmune, como esa pared. Los golpes los esquivarías, mis palabras no te causarían nada más que sorpresa, no te importaría todo esto que estoy sintiendo, y yo sufriría el doble al verte ajeno a todo lo que me pasa sólo a mí. Ya sé que esto no es mutuo, lo sé mejor que nadie, y es por eso que no tiene ningún sentido expresarlo y observar tu reacción distante, sufrir el frío en tus palabras, quedarme para que se me clave tu indiferencia en lo más profundo de mi exceso de interés. No quiero leer tu contestación y que me hiera tu neutralidad, tu apatía, tu desafecto, no quiero ver cómo del otro lado no me quieren, ¿Para qué, si ya sé mejor que

Sabina tenía razón

Caminando por la calle, me acuerdo que en esa plaza estuve con una persona que quise mucho. Jamás creí en ese entonces que nos alejaríamos. Me pregunto en qué andará ahora. Encuentro fotos viejas que están en una cajón de mi armario acumulando polvo, descubro en ellas a quienes en mi vida ya no son más que un par de fotografías antiguas. Mi sonrisa era distinta, como la de quién no sabía que todo de un día al otro puede cambiar, pero los años te dejan con tantas memorias como personas, que ya no están. Me río de un chiste, ese lo contaba mi amiga de la secundaria, pienso. Decíamos que éramos como hermanas, hoy no sé ni siquiera dónde estará viviendo. Contesto algo que aprendí de alguien, algo que me enseñó una persona que ya no es parte de mi vida y que incorporé. Todos dejan algo en nosotros, todos dejamos algo en los demás. Me pregunto que cosas habrán aprendido los demás de mí, que cosas seguirán repitiendo, si se acordarán de que fui yo quién se los enseñó, si algo me traer

Pestañas caídas

¿Te acordas cuando estábamos acostados? Te enseñé el juego y te dije que tenías que pedir un deseo y yo también, al que se quedaba con la pestaña que se te había caído se le iba a cumplir. En ese momento el mundo era nuestro, y yo no sabía si seguía girando o el tiempo se había detenido en los dos, yo no sabía si el resto estaba viviendo como si nada estuviera sucediendo o si el presente de todos se había frenado por ese rato para admirar que después de tantas complicaciones por fin estábamos uno enfrente del otro, pero para mí éramos solo nosotros dos, para mi todo el universo estaba en pausa. Y no estaba preocupada por nada, y no estaba pensando en nada más que en vos, porque el mundo era nuestro y ese instante que compartíamos, era perfecto. Te miré a los ojos y supe que pedir, ni siquiera lo dudé, no se me ocurrió nada más que pudiera querer, solo que podamos ser, aunque sea en una realidad paralela, y que nos podamos volver a ver, aunque sea en mis sueños, pedí por vos, y por m

Valentía

¿Cuánta valentía se requiere para arriesgarlo todo? ¿Qué tan simple es arrepentirse? Yo no sé decirte lo que quiero, estoy segura de eso porque ahora, cuando por fin me atrevo, me siento completamente desnuda, y creo que necesito cubrirme rápido, como si tuviera miedo de lo que pudiera pasar conmigo a partir de esa exposición, cómo si sintiera que tu "No" podría partirme el alma, y quizás pueda. A veces me atrevo a dejarte ver de forma clara lo que me está pasando dentro, pero rápido me empiezo a percibir débil, frágil, porque... ¿Cómo sigo si me confundí? ¿Para dónde corro a ocultarme si me excedí? ¿Qué se supone que tengo que hacer si vos no buscabas que fuera tan frontal, que te quisiera tanto, que apostara todas mis cartas por vos? ¿Y si no tenía que hacerlo? ¿Y si estábamos bien siendo dos cobardes que dicen que se quieren pero no actúan como si se quisieran? ¿Cuánto tiempo invertí en conseguir el coraje de atreverme, para ahora tirarlo por la borda en cuestión de segun

Tristeza

Hay tristezas que se quedan estancadas, en forma de nudo en la garganta, de dolor de cabeza o mareo. Hay tristezas que no pasan, como un bocado de pésimo gusto, y permanecen, te hacen sentir mal fisicamente, se trasladan a tu cuerpo como queriendo que les des el lugar que realmente tienen, generándote síntomas para que las escuches, buscando que las dejes de evitar y las hables, grites, o escribas. Llegué a pensar hoy, que tal vez los sentimientos se reúnen en una especie de reunión de consorcio y se debaten cómo llamar nuestra atención, para que dejemos de mirar hacia otro costado y para que nos preocupemos por lo que tenemos en el corazón. Yo no sé qué hago escribiendo sobre mi tristeza, supongo que porque la ignoré mucho tiempo, y eso hizo que cobre importancia, porque nada bueno se deriva de hacerse el distraido con las cosas que suceden por mucho que las neguemos. Yo no sé por qué ahora estoy acá hablando de lo que siento, pero me hago una idea: Creo que hoy lo que siento hizo

Mucho que decir

Y resulta que, a veces, me siento ante un papel y una pluma, o ante una computadora o un celular, si quiero dejar de romantizar todo lo que rodea nuestro desamor, y me percibo indefensa: Tengo mucho que decir. Es como si la inmensurable cantidad de sentimientos que provocás, me inundara, y de golpe sintiera que la marea se lleva consigo lo que tenía para expresar, eso tan importante que ya no toleraba dentro mío, que necesitaba poner en palabras aunque no fueras quien las recibe. Y ya no existe, se disipa, se esfuma. Ya no está. De vez en cuando no se dice nada, porque detrás hay mucho. Los pensamientos se enredan, uno no sabe por dónde empezar, y no empieza por ningún lado. No sé por dónde empezar. Entonces no empiezo por ningún lado. Tomo asiento, dispuesta a escribir sobre lo que me atormenta, como hice toda mi vida, pero no puedo. Estoy vacía. O completamente llena de una ausencia. Me río. A veces pareciera exactamente lo mismo.  E intento. Busco desahogarme. Como una canci

Distancia

Solo el tacto de tu mano, y mi corazón salta seis latidos a la vez. Y recuerdo, lentamente, cómo solía estar celosa de la brisa del verano, y del sol, porque podían tocar tu piel. Pero ahora, yo también puedo Y cuando la distancia se vuelve una cosa que podemos romper, yo soy la afortunada Soy la que respira tu perfume La que siente el calor de tu piel Y la que observa tu belleza Y, te lo juro, incluso así de cerca no puedo ver una cosa en vos que alguien pueda percibir como un defecto. Ese es tu superpoder Todo pierde belleza cuando lo ves más de cerca Excepto vos Y la palabra "vos" y la palabra "cerca", juntas Se sienten como un sueño  Así que si estoy soñando  Por favor  No me despiertes Hasta que tenga que volverme a ir  Sol Iannaci

Arriesgarme

Yo me voy a arriesgar, porque por las personas como vos uno no puede hacer otra cosa. Y pienso, que si fueras un objeto, serías una perla. Una preciosa. Y le agradezco a mi fortuna por haberte encontrado. Yo voy a jugar todas mis cartas. No merecés nada menos que eso. Voy a comprar la mayoría de las rifas, aunque el resto dependa del sorteo, y de mi suerte, y del destino. Aunque el resultado final no me conste, aceptando el riesgo implícito de poder no ganar. Y decir ''Final'' me hace ruido, ¿Sabés? Porque el mejor resultado final sería que no terminemos.  Entonces, voy a apostar todas mis fichas. Ahora es el momento en el que puedo hacerlo. Y pienso, para mis adentros, que ojalá lo supieras. Ojalá supieras que lográs esto en alguien como yo. En alguien que jamás se arriesga. Hiciste que perdiera el miedo a perder, y Dios sabe que ese terror conquistaba mi vida. Pero ahora, que la conquistás vos, ya nada tiene tanto lugar. Ni siquiera la cobardía que solia adueñarse

Felizmente infeliz

No quiero que te vayas, entonces me aferro, como puedo, a tu sweater, con mis dos manos, y arranco un botón. Definitivamente no es lo que quería que sucediera. Vuelvo a intentarlo. Esta vez sosteniéndome de tu brazo. Y te lastimo en el intento. También me lastimo a mí, por supuesto, aunque eso no me interesa tanto. Ya estaba sangrando. Es como prefiero estar si en ese dolor te percibo presente. Entonces persisto, de manera casi obstinada. Sujetándome de algún que otro mensaje que recibo, de un par de señales confusas, de un ''quizás'' que no es sí, pero tampoco es no.  Y que no sea ''no'', me hace sonreir. Aunque tengo heridas en mis rodillas por todos los días rezar que funcionemos. Lo estamos haciendo. Vos insistís en quedarte sin estar, yo me convenzo de que esto es amor.   A veces me gustaría cicatrizar, pero vos nunca te vas. Y aunque sé que sos quién sigue abriendo tajos, no podría echarte. No podría decirte que tu presencia me confunde y que es