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Mostrando entradas de octubre, 2017

Tu perfume

Tu perfume por la calle me transmite de nuevo a vos, al instante justo donde te tenía, donde nos teníamos, donde era feliz y no lo veía. Al momento exacto en el que todo era color rosa, justo antes de los tonos más grises, de mi llanto, de las peleas, de todo lo que pudo con nosotros, de todo lo que nos venció. Pero ahora a la distancia lo veo tan simple, como un laberinto visto desde arriba, la perspectiva lo hace parecer tan evidente... Ojalá en ese momento le hubiera sacado una dosis de drama, ojalá lo hubiera mirado desde fuera, porque no era tan enorme, porque no era tan drástico, porque era más sencillo: Teníamos que amarnos mejor, y todo lo demás, quedaba reducido a nada. Pero el tiempo pasó y en ese entonces los problemas se veían más gigantes que el amor y no podíamos encontrar la salida, o no queríamos encontrarnos, jugábamos todos los días a perdernos hasta que la realidad nos enfrentó. Como un nene que rompe su juguete y después llora a gritos fue todo causa y efecto,

AMOR

Cuando era chico, muy chico, escuché que mi papá le decía a mi mamá, en medio de gritos, que todo lo que hacía era por amor, que la quería, que nos quería, que las peleas tan fuertes, las noches tan frías, los moretones en mis brazos, el ambiente tan tenso, que todo eso era una demostración. Le creí, como hacemos todos cuando somos sólo niños. Definís una palabra por lo que te dijeron, por lo que te demostraron que significaba. Desde esa noche entendí lo que era el amor. El amor era gritos, el amor era guerra, el amor era golpes, el amor justificaba los medios. Crecí en el medio de esa mentira, mientras tantas otras iban desapareciendo. Ya no creía en el ratón perez ni en los reyes magos, y el día en que mi papá nos abandonó, el día en que vi a mi mama destrozada, llorando, ese día no hubo navidad, ese día también dejé de creer en papá Noel. Y en mi papá. Me quisieron acariciar, me quisieron abrazar, me quisieron besar los miedos, pero no reconocí al amor en la calma. Porque me lo h

Buscándote

Sus zapatos al borde de mi cama, la luz del sol de la mañana, me desperté con la sensación que te da la resaca, a veces nos emborrachamos de cuerpos que no deseamos, porque nos sentimos solos, porque queremos sentirnos queridos, pero al otro día todo se nota tan fingido. Se fue a la media hora de levantarse. Se me hizo eterna, quería estar de nuevo sola. Lo que me pareció tan necesario la noche anterior, hoy me parecía un error, y en cuanto la puerta se cerró me puse a llorar. No lloraba por él. Lloraba porque te busqué a vos en otro cuerpo, lloraba porque lo tuve en mi cama para sacarte de mi cabeza, lloraba porque me aburrí de los amores de una noche que son de todo menos amor. Lloraba porque el tuyo era mejor. Al mediodía de ese domingo, todavía sola, te llamé por teléfono, y corté apenas contestaste. Sé que solo leíste desconocido, sé también que sabés bien que era yo. Nunca creí desearte de otra, pero ojalá te pase a vos. Ojalá un día besando otro rostro, ojalá un día en sa

Te acordás

Sé que te acordás de esa tarde de abril en la que todo parecía estar destinado a salirme mal. Sé que te acordás que te dije que te fueras. Sé que te acordás que te quedaste.  Sé que todavía te acordás de la noche que vivimos en julio. Sé que te acordás de cada lugar donde tengo un lunar, del sonido de mi risa, de mi forma de amar. Sé que te acordás de la discusión tonta que tuvimos esa mañana. Ojalá te acuerdes también de los besos que nos dimos después. Sé que te acordás del frío que sentimos en noviembre. La primavera parecía no llegar a nosotros, todos los días nos distanciabamos más. Ojalá también te acuerdes de las tardes cálidas que vivimos en pleno invierno, ojalá te acuerdes del amor que nos supimos dar antes de que todo se vuelva distinto, antes de que se oscurezca y llene de polvo, antes de pensar que ya no tenía solución, que había diferencias insalvables, que "dar todo" no nos alcanzó. Sé que te acordás de mí, tal vez de vez en cuando, pero eso me

Consejos

Y si hoy, a mis 79 años, pudiera darte un único consejo, sería este: No te vayas a dormir enojado. Así de simple como suena, o así de difícil como es. No te vayas a dormir enojado. Ni con vos, ni con tu pareja, ni con tus amigos, ni siquiera con tu mascota. No te duermas alejado del corazón de quién te quiere, no siembres esa distancia, no dejes que florezca la discordia, no malgastes ni una noche distanciado de quién está a tu lado. Y si hoy, ya tan vieja, ya tan sabia, tuviera que arrepentirme de una sola cosa, fue de los enojos que alimenté en vano, de las veces que el inevitable deseo de tener la razón me impidió escucharme, escuchar a mi corazón, entender el mal que mi ego le hacía a mi alma, entender que a ella no le importaba ganar una discusión. Si hoy tuviera que recomendarte algo, te diría que no estés dos días mal por el mismo motivo. No te vayas a dormir enojado, no despiertes con el mismo rencor dentro tuyo, no esperes a que el otro de el primer paso, no te dañes a vos mi

Café

Dame un café con 2 de azúcar. No una lágrima, no más lágrimas por hoy. Dame un café que me despierte de esta pesadilla, que me sacuda por dentro, que me diga que la noche ya terminó. Ayer no pude dormir otra vez, dicen que la madrugada es para los que están felices, o los que no pueden dejar de pensar. Y sé en que grupo me encuentro, y ojalá pudiera algún día verme en la vereda de enfrente, ahí donde están quienes no quieren dormir porque la realidad supera sus sueños. Pero yo simplemente no puedo, porque son las 2AM y la cabeza me hace más ruido que el que se escucha en la triste y vacía ciudad. Y la gente estará tranquila, sin fantasmas en su casa ni en su mente, pero yo necesito salvarme, porque hoy no tengo otro objetivo más que ese. Así que abro una botella y el amargo sabor del vodka me despeja la mente, y a la mañana el café sin cortar me va a hacer olvidar que más adelante me espera otra madrugada a solas, yo y mi cabeza, yo y mi enemiga, yo. Dame un café que me saque la