Consejos
Y si hoy, a
mis 79 años, pudiera darte un único consejo, sería este: No te vayas a dormir
enojado. Así de simple como suena, o así de difícil como es. No te vayas a
dormir enojado. Ni con vos, ni con tu pareja, ni con tus amigos, ni siquiera
con tu mascota. No te duermas alejado del corazón de quién te quiere, no
siembres esa distancia, no dejes que florezca la discordia, no malgastes ni una
noche distanciado de quién está a tu lado. Y si hoy, ya tan vieja, ya tan
sabia, tuviera que arrepentirme de una sola cosa, fue de los enojos que
alimenté en vano, de las veces que el inevitable deseo de tener la razón me
impidió escucharme, escuchar a mi corazón, entender el mal que mi ego le hacía
a mi alma, entender que a ella no le importaba ganar una discusión. Si hoy
tuviera que recomendarte algo, te diría que no estés dos días mal por el mismo
motivo. No te vayas a dormir enojado, no despiertes con el mismo rencor dentro
tuyo, no esperes a que el otro de el primer paso, no te dañes a vos mismo ni
dañes a los demás. No te duermas enojado por peleas que no tienen razón de ser,
y si realmente es grave, si realmente duele, si no va a sanar, tampoco te
duermas enojado, el odio es ese veneno que solo consumís vos. Pero mientras no
sea más que un malentendido, que una competencia de egos, que una tontería de
esas que después ni siquiera podés recordar, no dejes que el tiempo pase, que
las cosas se agraven, que la distancia se vuelva más real. No te duermas
enojado, puede que un día te des cuenta que ya no podés despertar. Que el otro
se fue, que lo perdiste, que no está más. Que el tiempo pasó mientras lo dabas
por sentado, arruinando risas, destruyendo tardes, apartandote cada vez más. No
te duermas enojado, porque si querés a alguien no hay nada más tóxico que
agotar las noches y malgastar la vida.
Desafortunadamente fui de esos que se iban a dormir enojados, que creían que siempre había más. Y hoy, ya tan grande, con menos por delante que por detrás, eso que en el momento me parecía tan insignificante, me parece enorme. Ojalá pudiera volver a esa noche en la que me dormí enojada creyendo que era un juego, que no pasaba nada. Ojalá pudiera volver y sumergirme en un abrazo, dejar de agotar los minutos, dejar de cansar al amor.
Desafortunadamente fui de esos que se iban a dormir enojados, que creían que siempre había más. Y hoy, ya tan grande, con menos por delante que por detrás, eso que en el momento me parecía tan insignificante, me parece enorme. Ojalá pudiera volver a esa noche en la que me dormí enojada creyendo que era un juego, que no pasaba nada. Ojalá pudiera volver y sumergirme en un abrazo, dejar de agotar los minutos, dejar de cansar al amor.
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