Agostina

''El miedo no existe, es una exageración de pensamiento'', me dijeron el otro día. Uno no le tiene miedo a lo que efectivamente sucede, sino a lo que imagina, a lo que inventa, a la película que su mente proyecta sobre lo que puede llegar a pasar. El miedo no es nada, no está en ningún lado. No es un objeto al que podemos tocar. No lo podemos ver, y nadie más puede ver nuestro miedo tampoco. 
Existen otros sentimientos que sí se proyectan. El amor, por ejemplo. El amor se materializa en tu perro esperando ansioso detrás de la puerta, en una merienda con amigas en la cual nada queda sin contar, o en los ojos de tus familiares, cuando te miran de esa forma que significa que confían en vos. Pero el miedo no está en ninguna parte. Es una sombra que lo abarca todo, oscureciendo algo que todavía no sucedió, que tal vez nunca suceda. El miedo es al futuro. Es adelante. Es incierto. Y siempre lo cargamos con nosotros, porque al no existir, no sabemos como hacer que se vaya. Porque al no materializarlo, no sabemos que destruir para que desaparezca. Sólo es una especie de mancha que nos sigue a todas partes. Inclusive en los momentos más felices de mi vida, tuve mucho miedo. 
Yo no puedo ver tu miedo, pero me hago una idea. Se siente como una sombra, que lo abarca todo, y cada vez que pensás a futuro, te volvés más indefenso, porque el miedo hoy en vos no está cumpliendo su función, que es protegernos. Y hoy sentís que te tenés que proteger del miedo.
Entonces, lo que hago yo cuando la vida me da miedo, es mirar hacia el otro lado, es enfocarme en algún sentimiento de esos que son tangibles. Como el amor. El amor está en toda la gente que te quiere. También en mí, que aunque no te conozca, estoy deseando que todo te salga bien, y te escribí este texto. Pensá en dónde está el amor para vos. Quizás en un mate con tu mamá o tu papá, o en la forma en la que tienen de repetirte una y un millón de veces que cuando salgas te abrigues. Materializalo. Sentilo en todas partes. Y después hacele frente al miedo. No estás solo. Y después de todo, el miedo es sólo una mancha, que se puede borrar.
Sol Iannaci

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