Felizmente infeliz

No quiero que te vayas, entonces me aferro, como puedo, a tu sweater, con mis dos manos, y arranco un botón. Definitivamente no es lo que quería que sucediera. Vuelvo a intentarlo. Esta vez sosteniéndome de tu brazo. Y te lastimo en el intento. También me lastimo a mí, por supuesto, aunque eso no me interesa tanto. Ya estaba sangrando. Es como prefiero estar si en ese dolor te percibo presente.
Entonces persisto, de manera casi obstinada. Sujetándome de algún que otro mensaje que recibo, de un par de señales confusas, de un ''quizás'' que no es sí, pero tampoco es no. Y que no sea ''no'', me hace sonreir. Aunque tengo heridas en mis rodillas por todos los días rezar que funcionemos. Lo estamos haciendo. Vos insistís en quedarte sin estar, yo me convenzo de que esto es amor.  
A veces me gustaría cicatrizar, pero vos nunca te vas. Y aunque sé que sos quién sigue abriendo tajos, no podría echarte. No podría decirte que tu presencia me confunde y que esta confusión puede matarme. No toleraría verte llorar por mi culpa.
Entonces sonrío, pero estoy sangrando. Y pienso para mis adentros, mientras observo las gotas rojas que decoran el suelo, que jamás fui tan felizmente infeliz.

Sol Iannaci

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