Destino

Me gustaría contarte ahora que no sé bien qué estoy haciendo. Entonces pienso que nadie sabe bien qué está haciendo. Supongo que es como caminar sin conocer qué hay adelante. Seguís. ¿Qué vas a hacer? Hacés cosas. Las que en el momento parecen correctas. Las que te sientan bien o le hacen justicia a lo que sentís. Vivir es como caminar. No sé si hay un camino predeterminado. Uno escrito e invariable. Si así fuera ¿Para qué caminamos? Si así fuera, todo sería un absurdo.
A veces me apoyo mucho en el destino. Después comprendo que tener un destino, que en algún libro diga lo que nos va a pasar y no poder hacer nada para luchar contra eso, más que una tranquilidad sería una tortura. Entonces yo ya no caminaría. Y confié mucho en el destino cuando me sentí perdida. En que lo que tenía que ser iba a ser, por ejemplo. Pero ahora, que me quiero hacer un poco más responsable de mi vida, entiendo que cederle ese poder a un factor externo, es regalarla, y responsabilizarme otra vez, lejos de ser una tortura, es un alivio. La estoy recuperando. Dependo otra vez de mí.
Puede que existan cosas que van a pasar haga lo que haga o diga lo que diga, porque dependen de la acción de los demás, sí. Pero yo también puedo hacer pasar a las cosas. Entonces, hoy en día más que en el destino, elijo creer en el efecto mariposa. Y en qué puedo cambiar mi futuro. En que depende de mi presente. Que no está escrito porque yo soy la escritora. Yo tengo la lapicera en mi mano. Y yo voy a hacer que las palabras sean dignas de ser leídas y me hagan sonreír. No puedo seguir cediéndole ese poder al universo. No puedo seguir menospreciándome solo por el miedo que da cargar con las consecuencias de asumir que lo que tenemos es lo que logramos.
Yo sé que existe un libro. Pero creo que el único dato contra el cual no puedo luchar, es con el último, ¿Me entendés? Con el final. Ese contra el cual nadie puede hacer nada. A todos nos llega. Pero hasta ese momento, ¿Por qué me hacía bien confiar en un destino? Hoy, ahora mismo, elijo pensar que todo el resto de la novela, la escribo mientras vivo. Y va a ser digna de ser leída. Porque si alguien se interpone en mi camino, te lo juro, ya no voy a ser yo. Y la lapicera de ahora en más va a estar en mis manos. No en la mano de mis miedos. Yo sé que puedo escribir mejor que ellos.
Sol Iannaci

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día de sol

El último cigarrillo

Te quiero