Después del minuto ocho: adelanto

23/03/2018
Dormí toda la tarde para olvidarme de lo frustrada que me sentí ayer por la mañana. Me levanté a las cinco y me fui al salón de fiestas. Esa noche había un casamiento. No hay nada que deteste más que cuando tocan casamientos.
Lo peor de dos mundos, segunda parte. Para mí, la más tediosa. Los vestidos de fiesta, los trajes elegantes, la alegría de todas las personas a flor de piel, los perfumes importados, las sonrisas forzadas. Nadie desencaja. Todos están estúpidamente contentos.
Los novios se casan. El resto festeja. Son partícipes de una gran farsa. La quinceañera cumple años. El resto festeja. Creyendo que hay algo que celebrar en estar un año más cerca de la muerte. La música a todo volumen, la animación que en cada evento dice lo mismo cambiando los nombres, los videoclips que jamás en la vida le interesaron a nadie, llenos de fotos viejas, destinados a no volver a verse más. Dinero gastado en fingir que la vida es eso.
Y yo ahí, en el medio, pasando desapercibida porque no soy parte de la celebración, del show, ni de la farsa, sino del detrás de escena. Sirviendo platos de comida, cambiando copas de vino o de champagne por otras limpias.
—¡Cambiá la cara! Estamos en una fiesta. A ver, una sonrisa. ¿No te pagan por estar acá? —me grita un hombre de unos cincuenta años desde una mesa. Me mira, borracho, riendo como un cerdo, escupiendo mientras habla. Nadie se entromete a decirle que pare. Nunca nadie se entromete cuando hay que hacerlo. Me siento humillada. En el centro de una fiesta que no es mía.
Todos a mi alrededor se ríen, y a mí me invade una ira que no creí tener dentro. ¿Se están riendo de mí?, ¿se están burlando? Me llamo Jazmín. No moza. No empleada. Y hace cuatro meses me cambió la vida. ¿Qué están festejando?, ¿cómo pueden hacerlo con tanta impunidad?
¿No puede detenerse el tiempo después de ciertas tragedias?
Entendí la crueldad que se esconde detrás de la frase: “el show debe continuar”. Comprendí que esa crueldad es la vida. El show siempre debe continuar, aunque para hacerlo te aplaste.
Sabés, siempre logro evitarlo, pero hoy no. Hoy no pude eludir sentir que todas esas personas estaban observando mi dolor. Podían verlo, como si fuera un objeto. Podían tocarlo, notarlo, y sentirlo. Y bailaban encima de él. Se divertían encima de él. Aplastándome a mí con cada paso.
Me doy vuelta para irme a la cocina, porque siento que sí. Que esta vez voy a ser capaz de llorar. Pero no puedo llegar a tiempo. Me tropiezo con una silla por los nervios, trastabillo, y no me caigo, pero sí se me resbala de las manos la bandeja con cinco copas vacías, que se destruyen en fragmentos de vidrio por todo el suelo.
Las risas de la mesa del tipo que comenzó esa catástrofe se vuelven carcajadas. Altas, violentas, demoníacas.
Todavía escucho su eco en el silencio de mi habitación.

Comentarios

  1. Hola, soy Theresa Williams. Después de estar en una relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible para traerlo de regreso, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le supliqué todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella sugirió que debería contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a lanzar un hechizo para traerlo de vuelta, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo, no tuve más remedio que intentarlo, yo envié por correo al lanzador de hechizos, y él me dijo que no había problema de que todo estaría bien antes de tres días, que mi ex volvería a mí antes de tres días, lanzó el hechizo y sorprendentemente en el segundo día, eran alrededor de las 4 p.m. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido que respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto todo lo que sucedió que quería que volviera con él, que me ama tanto. Estaba tan feliz y fui con él, así fue como comenzamos a vivir juntos felices de nuevo. Desde entonces, he prometido que cualquiera que conozca que tenga un problema de relación, sería de ayuda para esa persona al referirlo al único lanzador de hechizos real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. Su correo electrónico: {drogunduspellcaster@gmail.com} puede enviarle un correo electrónico si necesita su ayuda en su relación o en cualquier otro caso.
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