Mi adiós
Yo no necesito llamar tu atención de formas humillantes, porque yo tengo la razón, y la razón no necesita de pretextos para hacerse notar. La razón es un susurro tranquilo que cuando te canses de hacer el ridiculo vas a escuchar: me alejé porque antes y después de que me aleje, te encargaste de hacerme sentir segura con mi decisión. No lo hagas todavía más vergonzoso, y aceptalo, porque siempre lo supiste: me estabas perdiendo, y ahora que me perdiste, seguís dándole motivos enormes a mi adiós.