Verdad más difícil

Siempre le tuve una esperanza ciega a lo que me decía, porque yo creía que él sabía cuando se sentía cómodo, que él sabía cuando algo estaba destinado a ser, que él sabía cuando había encontrado su hogar, y no sé si tuve que aceptar una verdad más difícil en algún momento: Mi corazón puede estar equivocado. Pareciera fácil, pero conlleva una decepción absoluta, porque siempre creí que cuando algo fuera para mi él lo iba a saber, y nunca sentí que él estaba realmente seguro, siempre tuve esta sensación de que faltaba, de que no era ahí, de que -algo- no encajaba, y hace relativamente poco experimenté por primera vez en la vida lo que se siente el creer que estás donde tenés que estar, que conociste a la persona que tenías que conocer, que no hay más nada que buscar porque es eso, aunque vaya a costar, aunque pareciera que te estás aferrando a un imposible, pero ¿Y qué si mi corazón se equivocó? ¿Y qué si sí me estoy aferrando a un imposible, por más que lo intente disfrazar simplemente de ''difícil''? Haberme tenido que plantearme a mí misma esta probabilidad dolió, aunque suene mínimo, porque cuando creíste y depositaste tu fe en tu corazón, admitir que tal vez no tiene razón, te destroza el alma.
Tal vez no tiene razón, porque en la vida real lo que debería alcanzar no alcanza, y querer no es sinónimo de poder. Tal vez sencillamente algunas amistades que él creyó eternas no eran más que momentáneas, quizás la persona que lo hizo sentir por fin comprendido no tenía destino de permanencia, seguramente mis brazos pertenecen a alguien más, y la búsqueda no terminó, pero ¿Qué si él si la terminó? ¿Qué si salgo, vivo, busco, pero mi corazón sigue al lado tuyo, y entonces cada esfuerzo es en vano? ¿Qué si cada nueva persona es alguien que él compara con vos? ¿Qué si siempre seguís ganando vos, en esa comparación absurda que él realiza, y siempre te termino extrañando porque para él nadie te alcanza? Mi corazón puede estar equivocado, es una realidad que me costó aceptar porque siempre fui de las personas que se dejan guiar por él, porque siempre creí que él jamás podría confundirse cuando sintiera que al fin había decidido, pero mi corazón puede estar equivocado, y seguramente lo esté.
El problema, entre nosotros y sin que él se entere, es que no me escucha, y hasta que él no te renuncie por su cuenta, no tengo otra cosa más que hacer que seguirle dando la razón, como a los locos, sí, o como a los que ya decidieron y jamás van a cambiar de decisión. Y me pregunto de vez en cuando, con un poco de miedo y con mucha esperanza, cuántas cosas lograrán los que ya decidieron y jamás van a cambiar de decisión. Con un poco de miedo, porque quizás mi corazón me estanca en un imposible. Con un poco de esperanza porque tal vez, el tiempo me demuestra que la que estaba equivocada era yo: Y ojalá lo esté ahora, mientras lo trato de loco. Ojalá la loca, al desconfiarle su seguridad en nosotros como me atreví por fin a hacer, esté siendo yo.
Sol iannaci

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