Te sabe querer
Ya no busco encontrarle explicación, porque entendí que quizás no la tiene. Los días pasan y yo sigo aferrada a un momento fugaz, a unos ojos que tal vez jamás me vuelvan a mirar, a unos labios que es probable que nunca más rocen mi piel. Yo sé que es un absurdo, y no le encuentro lógica a lo que me está sucediendo, pero te quedaste dentro de mi pecho como una oración sin punto final, porque no me atreví a ponerlo, porque me sostuve del "quizás" del que cuelgo mi fé. Y seguramente ya sea hora, de terminar esa oración que sigue inacabada, de dejar de esperar que algún milagro vuelva al punto, que por ahora es final, un punto y seguido, y que no hayas sido un momento fugaz, sino una historia en suspenso que va a tener secuela. Seguramente ya es hora, pero a la esperanza no se la mata, la esperanza muere cuando ella decide que es tiempo de morir, y créeme, esta soy yo intentando destruirla, pero ella no escucha ninguna de mis razones por las cuales no, porque te quiere, y cuando me distraigo un instante de intentar no ilusionarme, me encuentro ilusionada junto a ella, cual si todos los golpes de realidad que nos tildan de inconcebibles hubieran sido esquivados por las dos, y ninguno nos haya siquiera debilitado. Ella te quiere, y ella no sabe frustrarse: Solo te sabe querer.
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