Después
Esperemos a después. Esperemos a que la vida nos encuentre con otras historias, otros miedos, otras inseguridades, y con otra pasión. Esperemos a después, para animarnos, porque ahora no lo hacemos, y posponerlo todo es el gran karma de nuestra generación. Tengo tanto para decirte, si tan solo pudiera, pero suspendamos nuestras ganas de querer, porque ahora probablemente no es el momento correcto, porque ahora no sabemos dejar de ser cobardes, y la cobardía seduce por ser terreno seguro y por su facilidad de implementación.
Es tan fácil esperar, esperemos a después, a que los sentimientos nos cambien y nos desencuentren, a que estemos en sintonías distintas, y quizás ya sea innecesario hacernos fuertes y valientes de una vez, porque ya no lo queramos como lo queríamos antes, cuando no lo hicimos. Pospongamosnos los sueños también, porque podrían llegar a ser heridas, y Dios sabe que no queremos más cicatrices, (aunque no atreverse también nos deje al fin y al cabo, marcas en la piel).
Y quizás un día de estos, pero más adelante, cuando seamos esas personas que se parecen un poco a las personas que fuimos, pero ya no lo son, y tengamos otras historias, inseguridades, pasiones y sentimientos, y ya ninguno de los dos necesite arriesgarse porque no se nos equiparen las ganas, porque lo que no dijimos en voz alta que era mutuo se disipó y se convirtió en todo eso que podría haber sido, pero ya no... Quizás algún día, si ahora aguardamos el tiempo suficiente, ya no necesitemos afrontar ningún miedo, porque no haya nada que querramos como antes. Pero es hoy el día seguro, y es hoy el día en el que no te quiero perder.
Es tan fácil esperar, esperemos a después, a que los sentimientos nos cambien y nos desencuentren, a que estemos en sintonías distintas, y quizás ya sea innecesario hacernos fuertes y valientes de una vez, porque ya no lo queramos como lo queríamos antes, cuando no lo hicimos. Pospongamosnos los sueños también, porque podrían llegar a ser heridas, y Dios sabe que no queremos más cicatrices, (aunque no atreverse también nos deje al fin y al cabo, marcas en la piel).
Y quizás un día de estos, pero más adelante, cuando seamos esas personas que se parecen un poco a las personas que fuimos, pero ya no lo son, y tengamos otras historias, inseguridades, pasiones y sentimientos, y ya ninguno de los dos necesite arriesgarse porque no se nos equiparen las ganas, porque lo que no dijimos en voz alta que era mutuo se disipó y se convirtió en todo eso que podría haber sido, pero ya no... Quizás algún día, si ahora aguardamos el tiempo suficiente, ya no necesitemos afrontar ningún miedo, porque no haya nada que querramos como antes. Pero es hoy el día seguro, y es hoy el día en el que no te quiero perder.
Sé que quizás algún día el café se enfríe, el paso del tiempo nos modifique, y ya sean otros nuestros sueños. Pero aunque "después" ninguno tenga ganas del otro, y lo que solía ser una locura se haya transformado en esa estupidez, nos vamos a dar cuenta, tal vez en un pensamiento casual de domingo por la tarde, de una innegable verdad: No vamos a saber de qué nos perdimos por no habernos atrevido, y esa duda no tendrá jamás ningún "después" que la pueda enfriar.
Animemonos hoy a no esperar ningún después, porque la cobardía seduce, pero aleja, y la valentía te regala los mejores momentos y a las mejores personas. Cuando todo sea sólo un recuerdo, quiero sonreir y recordar que te intenté. Estés o no ahí, haya funcionado o no, me haya provocado heridas o no.
Porque mis cicatrices no son más que las marcas de todas las veces en las que me atreví a vivir, y me gusta mirarlas. Me gusta saber que, a veces, entre tanta cobardía, nos sentimos realmente vivos, y a veces, entre tantos miedos, miramos a la cara a la cobardía y nos parece una real pérdida de vida, que es lo que realmente es.
No sé que hay más allá del terreno seguro. Pero ahí debe estar todo eso sobre lo que vale la pena escribir.
Iannaci Sol
Comentarios
Publicar un comentario