Tu mayor temor
Me acuerdo que tu mayor temor antes, era que yo te escribiera, que te hiciera poema con final triste, como aquel esposo con pánico a que su mujer hablase mal de él con la psicóloga, pero vos sabías bien que mi psicóloga era el papel y la birome. Me acuerdo preguntarme qué era lo que te generaba tanto temor de una chica que se supiera expresar en palabras, "Con mis escritos no le disparo a nadie" te dije un día entre risas, pero vos tenías miedo, de eso me acuerdo bien. Tal vez por esa razón lo ocurrido amerita un escrito. Deberías haberlo sabido.
Me lastimaste, eso lo sabemos los dos, y como siempre fuiste bastante honesto, jamás me lo negaste, pero como sos demasiado orgulloso, nunca me pediste perdón. Entonces ahora, que está pasando eso a lo que le tenías tanto miedo, no entiendo por qué te generaba terror que te escribiera y eternizara mi dolor, y no te generaba tal terror herirme, como eventualmente no te privaste de hacer. Yo lloro en letras, sé que te gustaba leerme, al fin y al cabo me conociste leyéndome, y sé que sabés que a escribir me inspira la gente, sé que sabés que ahí dónde alguien vive, yo vivo y escribo, y que mi manera de sobrellevar las situaciones, es escribiéndolas. "No te inspires en mí" me dijiste una vez. Me acuerdo que te contesté que corrías ese riesgo sólo con entrar a mi vida, porque así soy yo. Y ahí pegadito te dije eso de que con mis escritos no le disparo a nadie, y es que creo que ahora sé que es lo que te daba tanto miedo: Te daba miedo lastimarme, como sabías que ibas a hacer, y que yo le pueda poner palabras, y que esas palabras las leyeran miles algún día, y que fueras el malo de mis escritos, aunque nadie supiera que llevaban tu nombre implícito, que todos iban a saber como sos, sin saber quién sos. Te daba miedo salir con una persona que supiera expresarse, que supiera transmitir el sufrimiento, te daba miedo leerlo y darte cuenta que habías actuado mal, porque vos estás acostumbrado a herir y mirar para otro lado, pero yo te iba a poner un escrito enfrente, y ese escrito te iba a recordar para siempre que me habías herido. Lo que todavía me sorprende en exceso, es que no tuvieras ningún temor por lastimarme, ni ninguna ambición por formar parte de ese grupo de gente a la cual siempre le voy a escribir con cariño.
Vos no le tenías terror a mis escritos, porque mis escritos no le disparan a nadie. Vos tenías terror de hacerme mal y de que yo con eso haga arte, y por sobre todas las cosas, de no poder seguir tu camino de manera indiferente. Vos tenías pánico de saberte mala persona, y de que todos me leyeran y supieran que estuviste mal, aunque no supieran que hablaba de vos. Porque mis escritos no le disparan a nadie, pero vos lo supiste desde un principio: No eras hombre digno de palabras cariñosas ni de poesías de amor, y el orgullo te dijo desde que me conociste que un día vos me ibas a herir, y yo en vez de quedarme llorando en mi habitación, te iba a llorar en letras, y esas letras me iban a recomponer otra vez, y me iban a librar de vos.
Quizás fue todo eso: Una simple cuestión de orgullo. Quizás hubieras preferido que te sufra más, pero la poesía me salva, y aunque no dispara, en cada palabra mato y ahogo a tu recuerdo, y en cada frase olvido tu traición un poco más. Es que te lo dije, mis escritos no disparan a nadie, excepto que al leerlos sientas que te encontrás enfrente de un gatillo, que te apunta solo a vos.
Deberías haberlo sabido, digo, que te iba a hacer escrito. Y en cuanto a mi, bueno, tal vez debería haber pronosticado desde esa conversación, que me ibas a lastimar.
Sol iannaci
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