Aprendiendo a aceptar

Y estoy aprendiendo a aceptar, contra mi corazón y su credulidad, que así es como se me dan las cosas, una, dos, tres, todas las veces. Que acá es dónde estoy y esta es la clase de amor que hoy en día puedo recibir, y nada más. Que la gente es temporal y lo sé desde un principio. Que las bienvenidas tienen fecha de vencimiento. Que sé antes de abrir el libro cuál va a ser el final. Que conozco a personas que por alguna razón no tienen ni pueden tener destino de permanencia. Que todo parece un dejavú, que nadie nunca se queda, o se puede quedar. Y estoy aprendiendo a entenderlo, a no creer que tiene que ver conmigo, que es algo que a mi me falta, o que siempre va a pasarme igual. Estoy aprendiendo a pensar que es ahora, que mañana no se sabe, que hoy en día me toca vivir estas experiencias, cortas, intensas, pero sin chance de ser nada más que oportunidades, rostros que quizás nunca más voy a poder mirar. Y las tomo, aunque mañana van a dolerme, porque mi corazón no aprendió jamás a ser cobarde, pero al final de todo siempre sufro, porque donde pongo el cuerpo pongo el alma, y porque mi corazón no sabe ser un nómade, y hace de cada lugar su hogar. Entonces salgo sonriente, pero incompleta, o distinta, porque dejé alguna parte mía atrás. Es que no sé no involucrarme, aunque me entere desde el vamos que no se puede, que no tengo que hacerlo, que la persona que conozco es tan sólo una estrella fugaz.

Y al final de todo, sigo siendo la misma adolescente que cree en imposibles, al final de todo por más de que vi las señales rojas, vuelvo a fallar en tomar precauciones, porque así no sé vivir. Estoy llena de heridas, me duelen todas las personas que no pudieron ser, me duele pensar que ninguna tal vez va a poder ser jamás. Que es algo que yo tengo, que hace que nada nunca fluya, que no pueda ser, que no funcione, que siempre tenga que salir mal. Entonces tengo ansiedad al futuro, y tengo miedo: Miedo de que todo lo que toco, se vuelva temporal.

Y estoy aprendiendo a aceptar, contra mi corazón y su credulidad, que por alguna razón todo es como es, y no de otra forma, y que quizás, algún día, cambie al fin mi suerte, y todas estas bienvenidas, que son despedidas en simultáneo, cobren por fin sentido.

Sol iannaci

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