Ego herido

Solo me queda la inútil tranquilidad de saber que no volvés porque de tu lado, después de mi adiós, hay un ego herido, y que de mi lado después de mi adiós, hay miedo. Yo no vuelvo para que no me lastimes, y vos no volvés porque lo que más te lastimó, al final de todo, es que yo sea la que puso el punto final en una historia que vos llenaste de puntos suspensivos, tachaduras y roturas. Y que podría haber sido linda, valiosa, o al menos larga, pero que fue desastrosa porque la escribiste con la mano izquierda, y sos diestro, y yo jamás pude comprenderte ni salvarnos.

Me gustaría que te estés muriendo de ganas de hablarme y que no lo hagas por narcisista, porque no te gusta que la gente se despierte, porque para vos yo estaba obnubilada.
Y ahora me muero porque me mandes un mensaje, y me alegra saber que tu orgullo te impide tocar enviar. Me divierte un poco haber sido la que se fue, y que al menos, después de todo, me quedé esa gran satisfacción: yo, que era la única que estaba, yo soy la que no se quedó.

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