Después del des(amor)
Me despierto y miro el reloj. Diez de la mañana de un domingo. Un día helado. Debo ser la persona que más disfruta de los días fríos y del invierno. Hoy voy a salir. Me abrigo, y entre mis cajones encuentro un par de polainas del 2013. Las detesto. Me río en voz alta. Esa abominación fue moda. No solo fue moda, me encantaban. Me visto con mi sweater rosa, porque el rosa es mi color preferido, agarro las llaves después de buscarlas por toda la casa y de reírme por mi torpeza de siempre perderlas, pero admirar mi increíble suerte por siempre encontrarlas, y salgo a caminar. Y en el camino miro el cielo. Está gris. ¿Qué mejor que hacer lo que me gusta hacer en un día gris? Me siento a tomar un café con leche en el lugar más lindo que encuentro. Es una ciudad vieja y grande, con muchas cosas para hacer, sí, pero a mí lo que más me gusta es ir a tomar café. Saco la libreta que me regaló mi mejor amiga para mi cumpleaños, y estoy dispuesta a escribir. Entonces pienso sobre qué puedo escribi