Tu ausencia y yo

''Quiere distinto'', me justifico ante mi amiga, la que se cansó de escuchar tu nombre, o ante mi mamá, que no quiere decirme la verdad que todos me ocultan. ''Queremos distinto'', repito, como una frase que me aprendí de memoria para justificarte ante las miradas llenas de lástima que los que se preocupan por mí me lanzan cuando les cuento nuestra historia. Y decir ''nuestra'' es hipocresía. Es mía. La que me inventé. En mi historia somos dos. Tu ausencia y yo. Y encuentro millones de maneras de volverla presente. Porque es presente. Tu ausencia lo abarca todo. Tu ausencia hace que mi corazón piense y repiense. Tu ausencia es inclusive más presente que la presencia de los que están. 
''Quiere distinto'', para que la brecha entre lo que vos y yo damos se acorte. Para que no parezca que mi amor te queda grande. Para disfrazar a tu desgano de cariño. No mi cariño. Otro tipo de cariño. Uno que lastima, y que duele, y que me hace pensar que soy insuficiente. Pero cariño al fin y al cabo. Y eso es todo lo que importa. Importa que me querés. Diferente a como yo creo que se quiere. Pero me querés.
Entonces llego a mi casa, me encierro en mi habitación, y me miro al espejo. Estoy yo sóla. Yo conmigo. Sólas las dos. Y me veo llorar. Me escucho llorar. Me percibo triste, y decaída, y apagada. ''Quiere distinto'', me escucho decir. ''Queremos distinto'', repito una y un millón de veces. Pero no sirve.
Ahí, donde no puedo mentir, no sirve.
Ahí donde no puedo mentirme no sirve.

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