Si te querés ir.

Y si te querés ir, hacelo. Esto ya tendría que haber sucedido hace tiempo. Observo a la gente llegar, y la observo irse, y ya aprendí a no pararme en la puerta para impedirles pasar. Acumulo relaciones catastróficas en algún cajón que ya me queda chico, pero siempre le hago espacio a alguna más. Vos podés pasar a ser otro de los nombres que ahora me duelen, y si te soy honesta, si no te vas voy a irme yo, porque nada de esto jamás me supo a libertad.
Vos andá que yo me arreglo, y ya sé que te rogué que no lo hicieras el martes en el balcón de tu departamento, pero eso no importa, porque yo me conozco. Hasta los presos después de un tiempo creen que prefieren el encierro, pero sólo es comodidad. No me creas cuando te digo que quiero que funcionemos, porque si realmente quisiera, lo haría funcionar.
Creeme cuando te digo que te quiero. Los quise a todos, de distintas formas, con tintes y matices diferentes, pero no fui sincera si te dije que esta vez es especial. Ya me sé el final de memoria, que se repite hasta el cansancio: No me voy a ir, pero voy a arruinar todo lo que sea susceptible de ser arruinado, y después me voy a extrañar como la que soy de verdad. 
Vos andá si querés ir, yo voy a fingir no comprenderlo. Desconfiá de mi inocencia. Siempre comprendo, aunque desearía no hacerlo, y esta carta no es como ninguna de las demás. Victimizarme ya se me hizo aburrido. A veces me quisieron bien y yo no supe qué hacer con eso, entonces localicé el cartel de salida, y empecé a caminar. No fue apropósito, no mentiría después de haber sido tan honesta. Nunca es apropósito. Pero ya me cansé de desligarme de toda responsabilidad.
Soy yo. Aunque no lo elija. Es mi cabeza. Aunque me destruya. Es algo con lo que cargo y voy a cargar cuando te vayas. No te preocupes por eso. Vos andá, que yo te entiendo, aunque finja no hacerlo, te archive en el cajón de relaciones catastróficas, y escriba poemas jugando a ser la víctima, porque ese papel que me inventé me gusta más. Y si no querés, no vuelvas. Yo tampoco lo haría.
Pero, por favor, creeme cuando te digo que te quise mucho.
Si no te hubiera querido tanto, te lo prometo, hubiéramos funcionado. Sé que para vos es difícil, pero alguien te va a querer en mi lugar. Yo me llevo la peor parte: No sabés que feo es saber que cada vez que te quieran y quieras mucho, inevitablemente, lo vas a hacer mal.


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