Vamos a expirar

Me llegó una notificación del Preguntados: "Apurate. Tu partida con gonzalo está a punto de expirar”
Y pensé en jugar.
Pensé en responder mal preguntas que sabía y dejarte ganar, en pos de impedir que termine el juego.
Hace tres días no hablamos, ¿O ya son cuatro? Porque son las 00:00, y el preguntados me dice que estamos a punto de expirar.
"Ya expiramos", le respondo.
¿Le respondí, en voz alta, al celular? 
Me río.
La brecha entre la cordura y la locura se acorta cuando la distancia entre tu cuerpo y el cuerpo que amás crece.
Pero el preguntados nos quiere dar una oportunidad más. "Apurate. Faltan 24 horas para que tu partida con Gonzalo expire", me llega al rato. Como si el primer aviso no hubiera sido suficiente. Como si necesitara, encima, una cuenta regresiva, sin saber qué va a pasar cuando llegue a cero.
Y cuando llegue a cero, no va a quedar nada de nosotros.
Nada de nada, en ningún lado.
Y no va a pasar nada.
No me va a explotar el celular. No se me van a borrar los recuerdos. No te voy a dejar de querer. Y voy a seguir sin entenderlo.
En 24 horas vamos a expirar. ¿Te habrá llegado la misma notificación, o habrás desinstalado la aplicación?
Te lo preguntaría, pero hace cuatro días que no hablamos. 
Te lo preguntaría, pero estoy segura de que en la vida real no soy yo la que está dejando expirar lo que sea que tuvimos. 
Y ahora no me toca preguntar. Ahora me toca responder a mí.

Pienso en jugar para mantener la partida respirando, pero no lo hago.
Porque tu amor por mí ya no respira.
Y cuando el amor expira no pasa nada, nada de nada.
Excepto que duele.
Y después deja de doler.

Después empezás otras partidas y casi que te olvidás de todas las que perdiste antes de que te toque ganar.
Entonces no juego y no lo mantengo vivo.
Porque, ya me va a tocar ganar.
Sol Iannaci

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