Terror de perderte
¿Qué pasa después de los tres segundos durante los cuales algo deja de funcionar? ¿Qué pasa cuando todo vuelve a la normalidad? ¿Qué sucede cuando el monitor de la computadora revive tras haberse quedado en negro por un instante? ¿O cuando el celular se enciende tras haberse apagado solo, o tras la primera caída?
¿Qué viene luego de la primera falla? ¿Del primer signo de fragilidad?
Viene el sentimiento de que, aunque todo pareciera igual, ya no lo es.
De que lo que había era nuevo. Y era algo. Y de que ahora lo que hay es otra cosa.
De que, por más que a simple vista nada parece haber cambiado, todo cambió. Porque lo que tenemos presentó esa primera falla que nos advierte que en cualquier momento puede haber más, porque es débil y corruptible, y que incluso puede que pronto ya no lo tengamos.
Nos sentamos frente al monitor que ayer, durante tres segundos, se olvidó de funcionar, y sentimos pánico. Sabemos que lo que vemos es falso. Que ya no es lo mismo que anteayer. Aunque así parezca. Y sentimos miedo, y ansiedad, y una parte de nosotros prefiere que, si se va a romper, sea ahora. Que el celular se vuelva a caer ahora, porque la tercera caída ya no va a doler tanto. Y vivir con ansiedad es más difícil.
¿Qué me pasó después nuestras primeras peleas? ¿De nuestro primeros indicios de que éramos corruptibles? Me pasó que éramos algo nuevo, y -después- ya no.
Y entonces, era tanto el terror y la ansiedad que sentía, que decidí vivir sin vos.
Porque te quería tanto, que vivir con terror de perderte era demasiado difícil.
Incluso más difícil que acostumbrarme, otra vez, a no ser tan feliz.
Incluso más difícil que acostumbrarme, otra vez, a no ser tan feliz.
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