Dejarte ganar
Lo que duele del que decepciona con palabras hirientes, es que ya no podés quererlo sin recordarlas.
Me defraudó tanta gente ya, que aunque pida manos prestadas me van a faltar dedos, y vivo aguardando que suceda. Pero de vos no lo esperaba.
Y cuesta recuperarse de un golpe que te noquea cuando lo recibís de una de las pocas personas que creíste que siempre serían las que te iban a alentar a levantarte y pelear otro round. Pero vos estás parada enfrente mío, dentro del ring, y yo estoy tirada en el piso.
En menos de cinco segundos el anunciador va a hacernos saber que ganaste, va a venir a levantarte los brazos en señal de victoria, y el público desde las gradas va a festejar.
Lo escucho gritar ''cuatro... tres... dos...''
Tal vez me quede fuerza para pararme, pero prefiero dejarte ganar. Prefiero que la cuenta regresiva de este juego absurdo al que nos sometiste llegue a cero, que alguien te levante los brazos para que el público aplauda, y que te des cuenta, algún día, que yo nunca quise participar.
¿Por qué estamos compitiendo? ¿El premio es perdernos para siempre? Tal vez ya lo ganamos. Quizás esta distancia que lograste pronunciando lo que sabías que me noquearía escuchar, es indestructible.
Escucho tus murmullos diciendo que la que nos llevó al ring fui yo. Eso no fue lo que sucedió. Pero al fin y al cabo es inútil discutir porque ya no quiero ni tengo energía para hacerlo, y porque yo tengo la verdad. Y la verdad no necesita que le crean.
Podría pararme y tirar algún golpe. Pero estoy sin guantes. Porque a mí, al contrario tuyo, lastimarte me lastimaría.
Podría inventar nuevas reglas, como hiciste vos. No está permitido golpear de la cintura para abajo. Pero lo hiciste. Entonces descubro que tu intención siempre fue ganar, y nunca respetar ningún límite; y
Esto ya me pasó varias veces. Pero nunca nadie me sorprendió con la guardia tan baja, y eso fue porque desde que entré al ring que me convencí de que vos no serías mi contrincante.
De las cosas que no están permitidas en una pelea de boxeo, ya las hiciste todas. El golpe detrás de la cabeza, en la nuca, me descolocó, y ahora que estoy en el suelo y me pateás, comprendo que quiero perder.
Quiero perder para que esto termine. Porque esto para mí no es un juego.
Y cuando el tiempo pase, y todo se enfríe, tal vez me olvide de las palabras precisas, o de cómo formaste las oraciones que supieron terminar conmigo. Pero sé que jamás voy a olvidarme de lo hondo que calaron.
Para cuando me pregunten qué pasó, voy a decirles que hay algo que se rompió para siempre, que se quebró, y me van a decir que no lo entienden, porque éramos cercanas.
Y yo les voy a decir que me dejaste en knock out a mí.
Justo a mí, que me hubiera puesto enfrente tuyo para protegerte, con mi cuerpo, de cualquier golpe.
Sol Iannaci
Comentarios
Publicar un comentario