Mi soltería
Me acuesto a la hora que quiero, y me pongo tres o cuatro alarmas, para despertarme a la mañana siguiente justo con la que prefiero. Reniego de mi soltería de vez en cuando. Y digo que la aborrezco, y que quiero a alguien, y a veces hasta logro convencerme de que eso es verdad. Tengo mi rutina armada como sé que funciona, cronometrada con exactitud, y no quiero que nadie la toque, porque es mía. Es egoísta, quizás, pero disfruto que mi vida sea mía. No tengo horarios definidos para los demás. Decido yo, según mi ánimo, en qué momento quiero compartirme. Aunque yo soy mi mejor compañía. De vez en cuando salgo con personas. Me siento enfrente de hombres a fingir ser lo que no soy, a pretender necesitar lo que no necesito. Sonrío falsamente, soporto que me digan piropos que lejos de contentarme me incomodan, finjo disfrutar de conversaciones banales, de que me traten como si fuera algo frágil, y tal vez, con suerte, la primera salida me confunde. Entonces pienso: ''Esta