Amar gris

Y me acuerdo de todos los motivos por los cuales decidí alejarme, y es que me gusta la gente que se arriesga. Nunca me gustaron los grises, y vos siempre fuiste gris. O flojito, o cobarde. Sentía como si estuviéramos varados constantemente porque vos eras el que estabas con las manos en el volante, conduciendo excesivamente despacio cuando el destino estaba realmente cerca, pero vos no pisabas el acelerador porque sabés amar gris, y yo escondía y apagaba mi rojo para así combinar con tu color y poder viajar con vos. Somos distintos, y así es como supongo que cada uno es feliz, pero por amarte dejé que me tiñeras, aunque mi esencia es roja, aunque así es como yo sé y quiero querer. Le puse excusas a tu gris, y entonces me dije constantemente que quizás tenías miedo, porque así somos los que sabemos querer rojo: No comprendemos los grises, no podemos aceptar que existen, no entendemos como alguien puede perderse de disfrutar lo que está sintiendo sin pensar en nada, ni como puede manejar siempre en primera sin hacer cambios, mientras está en una ruta que le demanda mayor velocidad, y sufrimos más que nadie, pero también amamos más que nadie, también los recuerdos se sienten más intensos, más brillantes, más reales. Los que amamos rojo no asimilamos la idea de que alguien pueda querer, sin querer con todo su corazón, o que pueda amar, sin amar con locura. Los que amamos rojo no asumimos ningún gris, porque el gris es aburrido, es de flojito, el gris es de cobarde, y amar aburrido, flojito o cobarde, nos parece un imposible, pero no lo es: Porque amar aburrido, flojito o cobarde, es amar gris. Y vos me amabas gris, aunque ahora a la distancia y en la soledad te idealice en rojo. Vos siempre vas a saber amar gris, y yo siempre voy a necesitar toda esa pasión que el gris no tiene.

Sol iannaci

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