Irse

"Mejor así" pensé mientras me di vuelta por última vez a mirar las ruinas que quedaron después del desastre que hicimos de lo que éramos. Me fui dolida, cansada de pelear una batalla que no era la mía, cansada de todo lo que pudimos ser mientras malgastabamos el tiempo jugando a ser nada, a hacernos bien un ratito y mal todo el tiempo, a hablar para solucionar constantemente y disfrutar de la solución muy poco. Siempre había algo más para pulir, para arreglar, para cambiar. Siempre había algo que estaba roto, que no funcionaba, que no fluía. Siempre había uno que iba y otro que volvía, uno que estaba sin estar y el otro que fingía, siempre desencuentro, siempre otra sintonía. Y mi cuerpo, ya cansado, me exigió que me vaya de dónde no era yo misma, donde amoldarse al otro era amor y no agonía.
Somos esa historia que tiene un inicio tan fuerte, que algo se quiebra antes de realmente empezar. El resto, fue intentar recuperar ese principio, esa inocencia, ese amor. Fuimos uno con la misma naturalidad con la que después, éramos dos, uno a cada lado de la habitación, y aunque estuvieramos abrazados, seguíamos siendo dos, cada uno con su idea de lo que tenía que ser la relación. Hubo momentos donde coincidir fue simple, pero después cada uno volvía a su mundo dónde el otro no era un compañero, sino tan solo una momentanea compañía. Fuimos todo y fuimos nada, y en algún momento el final estaba a la vista de los dos, mientras nos cubríamos los ojos, pretendiendo ser más que un momento, deseando que algo vuelva a suceder con la misma magia que antes.
"Mejor así", dije cuando al fin desperté de la ficción en la que me había convertido, y escapar ya no fue difícil porque lo complicado es siempre dar el primer paso. Después el camino surge solo. Después entendés donde sí, y donde nunca más. Después te vas, y a veces irse es lo mas valiente que puedas hacer jamás.

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