Mi obsesión
Me desperté pensando en que ya debes estar despierto, como hice ayer, como anteayer, como los días anteriores también. Me fui a bañar mientras escuchaba canciones que me hacían acordar a vos, y si no lo hacían yo las adaptaba, imaginándome para divertirme posibles escenarios futuros que nos encontraran juntos, muy juntos, tan cerca que pudiéramos reírnos del destino, y me vestí con la remera que usé la última vez que te vi aunque eso fue casualidad, pero gracias a esa casualidad volviste a mi cabeza, y digo volviste como si alguna vez te fueras, como si no te hubiera hecho socio vitalicio, como si mi mente no pensara constantemente no solo en mi, sino en nosotros. Caminando hacia el trabajo me distraje recordando la última vez que te vi, pensando en lo cálida que era tu sonrisa, en lo que sentí cuando nuestras manos se entrelazaron, en el beso de despedida, y me emocioné tanto que por un segundo me olvidé que estaba en el colectivo, o quizás ya no estaba ahí sino allá, en dónde esa vez existimos, al lado tuyo, porque me sentía ahí otra vez, respirando tu perfume, con una felicidad plena que últimamente no vengo sintiendo, como si algún vació se hubiera llenado, pero cuando volví al colectivo, cuando volví a centrar mi atención en lo que realmente estaba sucediendo, la alegría que sentía por recordarte exacto y por estar cerca se convirtió en una melancolía abrumadora por no tenerte, la tristeza me invadió hasta la última fibra de mi cuerpo, y me dije a mi misma que tenía que parar, porque no puedo seguir sonriendole a un sueño y destruyéndome una y otra vez con la realidad cuando despierto, y porque ya estoy cansada.
Es que a veces vivir con vos en mi cabeza me agota la energía, y no es que no te quiera, y no es que no me encante que existas, pero yo solía ser yo, y pensaba por mi, y vivía de acuerdo a mis elecciones, pero ahora somos dos todo el tiempo, y lo más frustrante de eso es que no te tengo en mi presente, pero te tengo presente, te tengo más presente de lo que me gustaría admitir, pero ya estoy harta de esconderlo como si tuviera la culpa, como si yo hubiese elegido pasar más de un año teniéndote dentro mío, encima mío, sobre mí y en todas partes, menos al lado.
Y me gustaría decirlo, gritarlo para sacármelo de adentro y expresar fuerte y claro que te imagino en cada asiento vacío, que te pienso en cada letra, que te extraño cuando necesito un abrazo, y que te deseo cuando me río tanto que me duele la panza hasta que me acuerdo que me gustaría compartir esa alegría con vos. Es que no sé qué me hiciste, no sé qué es lo que encontré en vos que me andaba faltando y no sé que parte mía dejé en vos, pero me siento completa de una ausencia. Y es que yo sé que es ilógico, y mi mente racional conoce todas las razones que nos descartan como imposibles, pero esforzarme por no pensarte me deja agotada, y acumulo intentos en vano que solo me lastiman.
Entonces me despierto pensando en que ya debes estar despierto, y a medida que pasan las horas y el sol se esconde me voy sintiendo cansada, y a veces pienso que es una obsesión. Sos mi obsesión, pero como desconozco si existe algún remedio posible, quizás deba seguir viviendo la vida con vos encima. Quizás deba hacerte un lugar y comprender que ahora somos dos, desde hace un año y ojalá no para siempre. Hasta que decidas irte, o hasta que puedas venir y estar de verdad, físicamente, haciendo que esta obsesión que a veces me hiere se transforme en un amor sano, pero al tiempo hay que darle tiempo. Por ahora me toca despertarme pensando en que seguro ya estás despierto y transitar esta obsesión sin dejar que me desespere el terror de que vaya a ser eterna, porque al fin y al cabo, ¿Qué lo es?
Que hermoso lo que escribes, me da mucho gusto haberme topado primero con tu cuenta en Twitter y luego llegar hasta aquí con tan maravillosos escritos. Te felicito y espero que nos sigas deslumbrando con estos fragmentos que tocan el corazón de uno.
ResponderEliminarLiteral haces que quiera publicar lo que escribo :'(
ResponderEliminarMaravilloso.
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