Sanar

Y no sé si sos vos, si soy yo, o si es el hoy, pero ya no puedo escribir nada triste. Y no sé si la vida dejó de arder, si las heridas comenzaron a cicatrizar, si el tiempo se decidió a mejorar, pero hoy no puedo ver las nubes en el paisaje, quizás importan otras cosas, o quizás ya no están.
No sé si sos vos, si soy yo, o si lo fue todo, pero la vida se empezó a encaminar. Y mis letras ya no sangran, y no puedo tenerle miedo a esta calma, y siento que estoy, después de varios desvíos, en donde tengo que estar. No sé si el buen tiempo durará para siempre, pero por alguna razón no me asusta esta tranquilidad. No estoy esperando que termine, no siento que algo es falso, que algo no va a funcionar. Y quizás podía llegar a este presente de forma más directa, quizás podría haber tomado atajos, quizás no hacía falta sufrir tanto antes de estar acá. O quizás fue lo mejor que pude hacer, tal vez sólo el que sufre puede saber apreciar la paz que precede a la tempestad.
No se si sos vos, si soy yo, o si es el destino, pero hoy no puedo pensar en nada más que en que lo que hay por delante, es más brillante que lo que hubo detrás. Es tan fácil expresarnos cuando estamos tristes, pero ya no hay nada en la tristeza que quiera romantizar. Y ya no puedo escribir en blanco y negro, ya no siento que la melancolía sea bienvenida. Hoy sólo puedo pensar en que nunca en toda mi vida, me sentí tan cerca de sanar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día de sol

El último cigarrillo

Te quiero