Personas de papel

Personas que viven repartiendo mentiras, personas que no se sienten cómodas en el terreno de la verdad. Personas que necesitan mirarte a los ojos y venderte una realidad que no existe. La mentira tiene patas cortas, dicen, pero que eterna la sentís cuando la descubrís. El tiempo en el que la creíste parece infinito, te sentís tonto, fuiste el único espectador de una obra en un escenario que montaron solo para vos. Y después, cuando la mentira pasa, cuando la persona también, la confianza se destruye para todos, ya no sabés distinguir lo real de lo ficticio, lo que no existe de lo que sí.

No me mientas, no me mientas cuando me decís que no me vas a mentir. No seas mi mayor temor, no me demuestres que mis miedos tienen razón. No quiero vivir protegiéndome del mundo entero, pero me asusta la mentira, me asusta el cinismo, me asusta su crueldad. Te miran a los ojos y se encargan de asegurarse de que les creas, te miran a los ojos después de creerles, y te dicen que te quieren, y vos les decís que vos también.

Querés a la persona que mientras te miraban, te juraron ser. 

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