Con más amor
Ya sabés que
siempre digo que absolutamente todo, hasta el más pequeño detalle, pasa como
tiene que pasar, y sé, que por dentro, te preguntarás si era necesario. Si las
cosas tenían que salir mal para encaminarlas, si teníamos que sufrir y
sentirnos perdidos para volver a encontrarnos, o si no podíamos disfrutar la
calma desde el primer momento, sin jugar a poner nuestra estabilidad en una
cuerda floja para volvernos a saber pisando suelo firme.
Ya sabés que siempre digo que somos más fuertes en los lugares en los que fuimos rotos, y sé que te preguntarás si era necesaria la caída. Si no podíamos cuidarnos desde el primer momento, si era necesario jugar a lastimarnos para entender que estábamos bien sanos.
Sé que había formas de llegar más fácil, sé que no está bien poner la felicidad cerca del fuego para entender que no querés quemarla. Y también sé que a veces, los vínculos no son tan simples. Sé que a veces, en la vida real, la adrenalina de tener lejos te hace valorar más el haber tenido cerca. Sé que a veces, la complicación es requerida para volver a jugarte todas tus cartas ahí una y mil veces, cueste lo que cueste. Porque quedarse cuando el sol brilla y la simplicidad abunda es fácil, es lo que harían todos. Pero seguirle apostando al mismo caballo aún cuando parece ser el más débil, al mismo espectáculo aún cuándo todo el público decidió irse, al mismo amor aún cuando perdió en algún lugar la seguridad que lo rodeaba, ese es otro tema.
Ya sabés que siempre digo que la solución siempre es más amor, que pienso que es el motor que puede mover montañas, descongelar corazones y superar cualquier controversia, y sé que pensás como yo. Sé que no está bien esperar a que todo se destruya para reconstruirlo, y aprender a mantenerlo de pie, pero también sé que el castillo que nunca se rearmó con una base de cimientos más fuertes, sigue débil, y un soplido lo puede derrumbar. Sé que no es necesario perderse, pero sé que lo sabés: Es necesario reelegirse cuando las cosas son menos brillantes, más difíciles, menos simples. Es necesario volver a seleccionarse cuando no todo es tan nuevo, ni tan perfecto. Porque quizás antes del golpe todo es, irónicamente, más frágil. Porque tal vez el amor sólo exista cuando dos personas se dejan de idealizar y se encuentran humanas, con virtudes y defectos, con cosas que mejorar, que trabajar y que lograr, y así, se eligen otra vez, pero más reales. Sacándose los filtros de encima, aceptándose otra vez, volviéndose a sentir apenas conociéndose. Amándose con más amor. De ese que se requiere para volver a elegir, cuándo es más fácil alejarse y empezar otra vez vendiendo tu mejor cara, antes de que las cosas se oxiden y haya que decidir si fortalecerlas o perderlas para siempre. Antes que haya que demostrar si realmente hay amor.
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