Voy y vengo sobre mis propios pasos, tiro leña al fuego que alguna vez supo quemarme, me prometo no perdonarte jamás, jamás en lo que me quede de vida, y proclamo odiarte demasiado, ¡demasiado por encima de lo que odié a alguien alguna vez! Y los atardeceres pasan, los chicos crecen, yo misma estoy creciendo, me vuelvo a ilusionar con alguien nuevo, ¿Es demasiado pronto? Sonrío por la calle cuando escucho mi canción preferida, me río con mis amigas con una copa de vino en mis manos, organizo cenas, fiestas, viajes, recupero un brillo que había perdido, y lo lustro todos los días, y lo protejo con uñas y dientes. Y todos los que me quieren, los que siempre me quisieron, me dicen que me ven más linda que nunca. Contesto que es porque estoy feliz. Es que me oscurecías la mirada, me sofocabas la vida. Tenía tanta energía puesta en salvarnos, en educarte, en convertirte en la buena persona que creía merecer, en volverte alguien nuevo, más suave, más cálido, más parecido al abismo que te dis