Un rostro más entre la multitud
Sonrío cordialmente y te digo que te perdono. Siempre perdono.
Todavía no aprendí a perdonarme a mí misma por eso.
Sonrío cordialmente y te digo que ''estátodobien''. ¿Por qué no lo estaría? Si no soy nueva en esto. Si las disculpas siempre llegan tarde, a destiempo, cuando ya no puede desintoxicarse el corte. ¿De qué serviría decirte la verdad?
Sonrío cordialmente y digo que ya no duele, y eso es real. Para ser todavía más sincera, esta vez es diferente a las demás: no recuerdo lo que sentía cuando dolía, porque el último golpe fue tan fuerte que, por primera vez, se me entumecieron los sentimientos. A mi.
Justo a mí, que siempre sentí en exceso.
Y a veces, cuando todos duermen, me miro al espejo y me asusto. No me reconozco en lo que veo. Un rostro más entre la multitud.
Y a veces, para qué negarlo, me gustaría que sangrara otra vez. Me gustaría llorarte, porque nunca lo hice. Me gustaría sufrir, patalear, u odiarte. Me encantaría poder decir que ''estátodomal'', que te detesto, me haría bien que eso fuera verdad.
Mis sentimientos están entumecidos porque dí mucho, o dí todo lo que tenía, o dí, quizás, hasta de más.
Aposté y perdí.
Perdí incluso mi capacidad de sentir.
Me gustaría llorarte. ¿Cómo puede ser que, después de lo que hiciste, yo nunca te haya llorado?
Algo se rompió dentro, y ya no me reconozco cuando me miro. Y me asusta pensar que te quedaste con la versión de mí que podía sentir.
Me sacaste mucho, o lo que tenía, o, quizás, hasta de más.
Me despierto cuando todos duermen y me miro en el espejo. No recuerdo lo que se sentía querer, porque desde vos que mi corazón no quiere querer. Y entonces mi miedo es evidente:
ahora vos y yo no nos diferenciamos en nada.
Y yo no quiero parecerme a vos.
Yo no quiero que querer me cueste tanto.
Porque entonces, te quedaste con mi futuro y con mi pasado.
Porque entonces, no existe nada que no me hayas arrancado.
Comentarios
Publicar un comentario