Abril 2020

Siempre fui la chica con miedo a hablar. En cada habitación en la que estuve. En cada aula. En cada espacio, grupo, escenario. Todavía lo soy, para qué negarlo. Ustedes me dieron una voz. 
Siempre fui la chica con un cuaderno en la mano porque tenía pánico a destacar. Siempre fui la que quiso pasar desapercibida. Ustedes me hicieron encontrar un rinconcito en el mundo en el que, exponerme, no me hace sentir expuesta.
Siempre fui la chica que le tenía terror a las puertas principales. A entrar a una reunión donde ya había gente. A las miradas. Nunca quise que la atención se posara en mí. Siempre me vestí de negro. Nunca quise estar en el escenario. Todavía no quiero, para qué negarlo. Excepto cuando escribo.
Me gusta sentir que por ese ratito, el mundo me mira, y yo no me siento frágil, sino más fuerte que nunca.
Sigo siendo la chica con terror a entrar a cualquier lugar, con terror de que la miren, con terror de destacar. Sigo teniendo pánico de hablar. Sigo queriendo pasar lo más desapercibida posible en todos lados. Cuanto menos me registren, mejor.
No sé cómo terminé destacando.
No sé cómo es que, justo yo, que siempre hice lo imposible para sentarme en el último asiento para que nadie me mirara u obligara a interactuar o a participar, el año que viene voy a estar en la feria del libro, y mi nombre en las librerías.
Gracias por escucharme.
Sobre todo, gracias por hacerme dar cuenta de que tengo una voz.
Aunque sólo la reserve para plasmarla en escrito, porque el micrófono no es mi lugar.
Ustedes me hicieron dar cuenta de que eso no significa que yo no tenga uno❤️
Después del minuto ocho, en las librerías en Abril 2020.
Sol.

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