Perfección
En un planeta que nosotros, los humanos, no descubriríamos hasta el año 2045, existían unos seres extraterrestres distintos a lo que nosotros creíamos que podíamos encontrar. Por siglos nos dedicamos a imaginarlos, y de algún lugar surgió esa imagen de ser lánguido y verde, pero ¿A quién le creímos esa figura? Es lo que hacemos porque lo necesitamos: Si no podemos asociar una palabra a una imagen nos desesperamos, porque creemos que -tenemos que- entender, y entonces recurrimos a la imaginación, pero en el planeta Iris sus terrestres no eran ni lánguidos, ni verdes. Eran perfectos. Ojo, la perfección como concepto tampoco existe, pero nosotros los humanos nos creamos un estereotipo por esto de buscar tener una imagen para todo. Ahora cierren sus ojos e imaginen a un hombre perfecto y a una mujer perfecta, lo que ustedes consideren como sinónimo de perfección. ¿Lo hicieron? Justo así eran los habitantes de Iris, el planeta que descubriríamos en el año 2045, porque tenían una característica especial: Cada uno de nosotros los veía exactamente como lo que más añoraba ser.
En 2045, el 3 de abril exactamente, nuestro mundo estaba en emergencia nacional. Todos, absolutamente todos, estaban hablando del nuevo descubrimiento: Había vida en otros planetas. Por supuesto que cualquiera con 2 dedos de frente ya lo sabía, porque sería egocéntrico creernos únicos en todo el universo, pero como nuestra inteligencia es limitada, y es difícil comprender de verdad lo diminutos que somos, a veces lo claro y evidente para nosotros no es ni tan claro, ni tan evidente. Ahí fue cuando sucedió: En los noticieros se divulgó la imagen de un Iriseño, y para sorpresa de nosotros y de las cualidades del ojo humano, cada persona de este planeta tierra, veía la foto diferente. Todos coincidíamos en que la belleza de ese primer extraterrestre era casi irreal, pero sería inútil describir lo que yo vi en ese entonces, puesto que no hubo un solo conocido que haya visto lo mismo que yo. Al menos toda la gente de mi entorno coincidía en los rasgos, porque en ese entonces formaban parte del estereotipo. La nariz repingada, los labios carnosos, los dientes blancos, los ojos claros, las pestañas largas, la forma corporal de reloj de arena, y otras características que en ese entonces nos parecían necesarias para ser lindos, inclusive felices.
Un 9 de junio, cuando había pasado la sorpresa, el mundo volvió a alarmarse ante el primer video de un Iriseño hablando, balbuceando una sonido desconocido para nosotros, porque debían de tener otro diccionario, y aquello siquiera sonaba a un idioma. Pero lo realmente alucinante es lo que sucedía exactamente a los 3 segundos exactos de que comenzara a hablar la perfección hecha ser vivo: Nuestro oído humano lo empezaba a comprender, ese ruido para cada uno de nosotros se transformaba en nuestra lengua natal, y, al igual que cuando los veíamos, cada persona los escuchaba decir algo diferente: Los escuchábamos como lo que más odiábamos de los demás. Se transformaban en el ser más despreciable con el cual podríamos tener la desgracia de coincidir en nuestro camino.
Pero había algo en lo que todo nuestro planeta estaba de acuerdo: En alguna parte del video, el Iriseño nos aclaraba que nos iban a matar por haberlos encontrado. Para ese entonces ya era un poco tarde para quienes se habían ido a vivir a Iris, cautivados por la belleza de sus habitantes, sin pensar en nada más. Y aunque muchos nos salvamos de la guerra universal, y sobrevivimos a la primer guerra de entre planetas y no países, todavía a mis 80 años me sigue generando un poco de terror y de sospecha ver un rostro "perfecto", porque, me pregunto yo, si ellos se habrán olvidado de nosotros, o seguirán esperando que volvamos a ser esos estúpidos ciegos que solíamos ser, siempre mirando la superficie, alabándola. Y es que se ve gente linda constantemente, pero la perfección ahora es otra cosa, es un concepto mucho más amplio, y entendimos como civilización que esa palabra no siempre está asociada a una imagen, sino a valores más importantes, ¿Vieron?. Y todavía me pregunto que hubiera sido de los que ya no están si 40 años atrás, en el 2045 exactamente, alguien se hubiese acordado de ''El principito'', escrito por un iluminado en 1943, y de esa frase sobre que lo esencial es invisible a los ojos.
Y vaya que lo es.
Sol Iannaci
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