Miradas
Miradas
Me tropiezo por donde vaya con miradas vacías, indiferentes y frías. En un momento me pareció que me estaban acusando de algo, con el ceño fruncido en gesto de desaprobación, pero ahora comprendo que no me registran. Es como si estuvieran viendo más allá de mí. Como si fuera invisible o estuviera muerta. En un momento creí que me observan con desprecio y con prejuicios, cual si no valiera nada. Como si molestara mi existencia. Ahora entiendo que no molesta porque no interesa, y siento como de pronto me vuelvo diminuta y me invade una ira que desconocía que tenía dentro, o tal vez es tristeza disfrazada de enojo. Nadie considera que mi presencia ocupa espacio. ¿Ocupo espacio?
Entonces te extraño, aunque no debería, aunque me prometí una y mil veces que pasaría página, aunque tus ojos ya no se posan en mí porque ya no estás. Pero te extraño, y más por ellos que por vos, porque me congela el autoestima que me miren de esta manera, siempre de una forma tan cruel, desconsiderada, apática, haciéndome creer firmemente que soy no soy digna de atención. E intento no hacerlo, créeme que lo hago. Salgo y me arriesgo, pero sus ojos me hacen sentir tan menospreciada que vuelvo corriendo y todas mis necesidades se reducen a una: Llegar a la seguridad de mi soledad, y seguirte extrañando. Porque después de todo, hay cosas peores.
Hay cosas mucho peores.
Sol iannaci
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