Despedida

¿Por qué se siente como una despedida? Tus manos en mi cuello, mis brazos rodeando tu cintura, tus besos en mi espalda ¿Por qué tuve esa certeza cuando te miré a los ojos? Que era la última vez. ¿Fue la última vez? Porque podría jurar que no me equivoqué, puedo jurar que se sintió como un final. ¿Está todo en mi cabeza? ¿Me estoy enredando en mis pensamientos? ¿Es mi inseguridad hablando? ¿O la que habla es mi intuición? Algo cambió, y se volvió frío, algo en tu mirada se disipó, quizás sea la ternura que encontraba escondida, la que me hacía creer que tal vez esta vez... Pero se ve que dar segundas oportunidades siempre fue un grave error.
Algo cambió, y a ese algo no puedo ponerle nombre, no es que hubiera pasado nada explícito, no es que fuera una cosa que hayas hecho o dicho, no es que tenga forma de explicar lo que sentí, sólo sé que no voy a volver a verte, lo sé porque a veces simplemente lo sabes. Sé que la última vez que te vi nos despedimos, sin decirnos chau, sin palabrerío, sin un abrazo, sin una explicación. Sólo con esa forma que tenes de demostrarme constantemente que no te intereso, como si ya no lo supiera, como si hiciera falta remarcarlo cada vez que me miras y me haces pensar que podría haber una pared enfrente tuyo en lugar de mi cuerpo, y tu mirada seguiría siendo la misma y transmitiendo exactamente la misma frialdad.
¿Por qué se siente como una despedida? ¿Por qué no me sorprende? Quizás porque me lo esperaba. Creo que todos sabemos y asumimos, cuando damos una segunda oportunidad, que eventualmente es probable que nos tengamos que pedir perdón. Pero resulta que ya no me quiero perdonar más. Porque ya no quiero ni puedo seguirme lastimando.
Sol Iannaci 

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