Vidrio

Se sentó frente a la ventana de su habitación, que daba a la calle. Todo se veía gris, oscuro. Cual si estuviera a punto de empezar a llover. Todos los días parecía a punto de empezar a llover, pero jamás llovía. La vista la deprimía, pero todos los días se sentaba ahí, a mirar por la ventana, como si fuera una costumbre. Y las costumbres son difíciles de eliminar. Para ella era un hábito, como usar el buzo que su madre le había regalado cuando tenía 12 años, y que jamás había dejado de ser su preferido, o como tomar el café en una misma taza porque para ella en ESA tasa tenía un sabor distinto. No necesitaba comprobar que esto era verdad, ella lo creía y con eso le bastaba. Como creía que el buzo le traía suerte, y que sentarse a ver por la ventana los días grises era un hábito imposible de eliminar.
Claro que todos los días su padre insistía con que limpie el vidrio, con que la tarde en realidad estaba hermosa, que el sol brillaba, y que no había que temer por ninguna tormenta. Pero ella no lo hacía porque sus ojos se habían acostumbrado a ver todo de ese color, y casi le parecía que no podía vivir sin ese constante temor a que las gotas empezaran a caer.
Algunos aman sentarse todos los días a mirar por vidrios sucios su vida entera, y creer que eso refleja que algo en ella está mal. Algunos están acostumbrados a observar a través de un cristal lleno de polvo y piensan que no podrían jamás acostumbrar su vista al brillo del sol, o a la felicidad. Prefieren sentarse frente a una irrealidad que les dice que el día (o la vida) está horrible. Prefieren vivir con pánico a que se largue a llover, porque aceptar que los colores son claros y que el cielo es celeste, es tener algo que perder. Y es más fácil vivir la vida entera deprimido, pero alerta, que permitirse ser feliz sabiendo que la lluvia puede agarrarte sin paraguas, desprotegido en el medio de la calle. Es más fácil ver la vida desde el vidrio sucio que molesta, pero no traiciona.

"Es más fácil, pero no es mejor" pensó. Así que terminó su café, se puso su buzo preferido, y abrió la ventana, decidida a encontrarse con la realidad que su mente le estaba ocultando. Sin filtros.

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