Depresión

- ¿Que sentías? - Le preguntó.
Intentó encontrar las palabras justas para su respuesta, pero no podía expresar lo que le pasó, así que recurrió a las metáforas.
- Fue como... Fue como si me estuviera ahogando. A mis costados no hay algo que pueda salvarme, solo agua. Busco desesperado algún indicio de que algo va a cambiar, pero no encuentro nada. Me desespero, y mi miedo empeora todo más. La sensación fue esa, estoy perdiendo las fuerzas y no hay siquiera a la vista una escapatoria, un lugar al que aferrarse, una orilla hacia la cual nadar. De pronto escucho las voces que me dicen que todo va a estar bien, pero desde lejos. Yo soy el que estoy en el medio de la nada, yo soy el que estoy luchando contra todo pronóstico, aún sabiendo que no hay chances de poder ganar. Así se siente la depresión, solo que no hay agua. No sabés que es lo que te hunde, solo sabés que no hay salida, que hagas lo que hagas cada vez estás mas inmerso en ese mar ficticio que te deja exhausto pero con vida, sin nada que hacer más que intentar no dejarte ir del todo, aunque pareciera tentador de vez en cuando.
Y el resto te dice que salgas de una vez por todas, que no le des importancia, que no es para tanto, que solo querés llamar la atención, porque no entienden, no entienden que no es tristeza. Es el desgano absoluto que te genera el saber que nada jamás va a cambiar. ¿Te pasó alguna vez? Entonces te decís basta, hasta acá llegué, y te quedás dormido. Y todas las noches te quedás dormido. Pero al día siguiente, te levantás, y para tu sorpresa seguís ahí, con el cuello bajo el agua, pero la cabeza fuera. Respirás, todavía podes respirar, pero con el pánico constante de terminar de hundirte. La depresión te ahorca pero no te mata, porque estás vivo. Y la pregunta es qué clase de vida es esa.
Fue como si me estuviera ahogando, pero no me ahogué. Y la salida es tan difícil de explicar cómo lo demás. Un día te encontrás fuera de ese mar, un día sos vos el de los consejos que no ayudan en nada. Un día sos el que le grita a ese otro que se encuentra inmerso en su propia depresión ''Vas a estar bien'', y el otro no te cree, porque ¿Cuáles son las probabilidades de no morir ahogado? El otro no te cree hasta que se salva, hasta que de alguna manera las olas lo arrastran hacia la orilla, hasta que encuentra un salvavidas, hasta que el agua desaparece de alguna extraña forma y todo es calma otra vez. No hay explicación, y quizás esa sea la parte más rara de todo esto. Quizás me salvé flotando todos los días, inclusive en esos en los que me parecía una buena idea dejar los pies quietos porque ya estaba cansado. Quizás fui fuerte solo por sobrevivir, solo por seguir firme frente a una vida que parecía pedirme a gritos que la deje ir. Tal vez cada día en el que totalmente decepcionado, seguí respirando, contó y valió la pena. Por ahí, no importa cuán difícil sea que algo se acomode, tenemos que sujetarnos a esa mínima chance como si fuera aquello que nos mantiene vivos en el medio del mar.
Hoy creo que siempre supe que esas voces que me decían ''Todo va a estar bien'' tenían razón. Hoy creo que esa mínima esperanza a la cual me abracé fue lo que hizo que hoy no le tenga miedo a ningún mar que me amenace, pero me mantenga vivo. Porque en estar vivo está la oportunidad. Estar vivo es lo que te demuestra que no importa cuán imposible parezca, podés volver a vivir.

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